Sin Secretos / Angélica García Muñoz
El paro en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) lleva semanas y lo que parecía una legítima lucha estudiantil, clases de calidad y fin al acoso escolar se ha transformado en un ring de poder donde la rectora Lilia Cedillo y el gobernador Alejandro Armenta son el flanco de los ataques. haciendo a un lado la demanda legitima de alumnos.
No se dejen engañar: esto huele a conspiración, y los nombres en la mira son: Enrique Doger, Ignacio Mier, Antorcha Campesina y el exrector Alfonso Esparza, y otros que perdieron canónigas en el nuevo esquema de academia que ha impulsado Lilia Cedillo.
La sucesión rectoral de este año ha encendido las ambiciones, y alguien quiere que ella y su hombre de confianza, José Manuel Alonso Orozco, secretario general de la institución, caigan.
¿Y qué hace una organización política como Antorcha Campesina, en la Universidad?
Los estudiantes, atrapados en este juego sucio, denuncian a Antorcha Campesina como la infiltrada que controla accesos, víveres y los ataca con difamaciones en redes usando bots. Voceros de Ciencias Químicas, Derecho y Ciencias Políticas lo confirman: “Son esos intereses los que bloquean la solución del conflicto”.
Armenta da la razón a los universitarios y exige a Antorcha “sacar las manos” de la BUAP, defendiendo su autonomía.
La Asamblea Estudiantil, vía Instagram (@parobuap2025oficial), se desmarca y se deslinda de intereses con Antorcha Campesina, es mas exige “fuera manos externas” de la Universidad.
Enrique Doger, un resentido por no lograr cargo público, y no pierde la esperanza de retornar a controlar a la Benemérita, y Mier, busca influir en las decisiones universitarias teniendo como objetivo ir en busca de la gubernatura para el 2030.
Esparza, con su historial financiero turbio, también ronda, oliendo la sucesión.
Y como si fuera poco, Los que fueron en alguna ocasión porros universitarios quieren revivir luchas universitarias superadas.
buscando pescar en río revuelto. ¿Casualidad? No lo creo.
Cedillo ha instalado mesas de diálogo, un gesto que suena bien, pero ¿qué tan efectivo será si no desenmascara a los titiriteros? Armenta debe ir más allá de los discursos y blindar la autonomía que predica. Los estudiantes merecen que se les escuche, no que los usen, o sean utilizados como carne de cañón.
Ante todo se les debe guardar respeto, y eso es lo que exigen.
Esto no es solo un paro: es un test para la BUAP y Puebla. ¿Habrá valentía para cortar las sombras? Mientras el reloj corre.

16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.
