Cuando hablamos de la Santísima Virgen María y del Lucifer hablamos de dos criaturas, es decir, creadas por Dios: una humana y otra angélica. Y sin embargo hicieron de su existencia algo exactamente opuesto. María amó a Dios y se entregó a Su voluntad y el demonio se rebeló.
La humildad y la santidad de la Virgen es lo que hace que el demonio huya ante el santo nombre de María al apenas invocarlo.
María nació como un pequeño ser humano, humilde y frágil. “Es seguro que el Creador, incluso nada más nacer, le debió conceder grandes perfecciones a su alma, pero esas perfecciones estaban lejos del inmenso poderío que tuvo la cúspide de la Creación, el más alto espíritu angélico“, comenta el padre José Antonio Forta en Summa Daemoníaca.
“Dios creó magnífico a Lucifer en su naturaleza, y él se corrompió. Dios creó humilde a María en su naturaleza, mera mujer y por tanto inferior a los ángeles, y ella fue la que se santificó“, agrega el sacerdote.
Esta es la principal razón por la que el diablo odia y teme tanto al santo nombre de María, a él le fue dado mucho según su naturaleza y se convirtió en un monstruo moral. La Virgen nació con una naturaleza más humilde pero se santificó por la gracia llegando a ser la Reina del Cielo.
Pero cada cosa que el demonio ve en la Santísima Virgen María le recuerda su rebelión y caída. Así lo describe el padre Fortea:
- Lucifer quiso ser rey y no servir a nadie, y terminó siendo nada. María quiso ser pequeña y servir, y al final es reina.
- El demonio fue creado para ser la Estrella de la mañana angélica. Ella (María) acabó siendo la Estrella de la Mañana de la Redención, es decir, la estrella que en el firmamento anuncia la nueva era del Mesías.
- El diablo cayó del firmamento angélico, María fue la estrella que se elevó en el firmamento de los santos.
- Lucifer no quiso aceptar al Hijo de Dios hecho hombre, la Virgen no sólo lo aceptó sino que lo acogió en su seno.
- El demonio era un ser espiritual que finalmente se hizo peor que una bestia (sin dejar de ser espiritual). María era un ser material que finalmente se hizo mejor que un ángel (sin dejar de ser material).