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Puebla,Pue.- El Arzobispo de Puebla Monseñór Víctor Sánchez conjuntamente con los Obispos de la Provincia Eclesiástica Angelopolitana integrada por Puebla, Tehuacán Huajuapan de León, Oaxaca y Tlaxcala consagraron a la Virgen María, en su advocación de Ocotlán, a las 4 diócesis para el fin de la pandemia y por la salud de los enfermos.
Mediante transmisión simultánea vía internet desde el Santuario de Nuestra Señora de Ocotlán en Tlaxcala; la Catedral de Tehuacán; la Catedral de Puebla y la Catedral de Huajuapan, los fieles recibieron la absolución general al inició de la Misa en donde se meditó sobre el libro de Isaías 55,10-11; salmo 64 10.11.12.13.; carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8,18-23 y el Evangelio según San Mateo 13,1-23.
El líder de la grey católica reflexionó sobre la importancia de la palabra De Dios que no solo sana el corazón de quien lo ama, sino también libera la creación.
Hizo mención especial de estos momentos difíciles que estamos viviendo en ésta crisis sanitaria de salud por la pandemia del COVID-19, e hizo hincapié sobre la llegada a México de 245 urnas de connacionales , casi todos poblanos que murieron en E.U. por los que elevó una plegaria por el eterno descanso de sus almas.
Pidió que en éste día que se celebra a laVirgen Maria de Ocotlán supliquemos su ayuda para la pronta terminación de la pandemia.
Expuso que la parábola de la semilla y el sembrador que nos da la liturgia bíblica de éste día nos recuerda que todo ser humano tiene la posibilidad de producir frutos, no hay nadie que no sea capaz de producir algo bueno.
Pidió ubicarse en donde estamos, si somos terreno pedregoso, con espinos, o somos terreno bueno.
Lo importante es aceptar la palabra De Dios y hacerla vida,dijo.
Expuso que al igual que pedimos su ayuda a la advocación de la Madre de Ocotlán hagamos lo mismo en la próxima celebración de la Virgen del Monte Calvario para que nos cubra con su manto.
Al término de la sagrada Misa Monseñor Víctor Sánchez encomendó a la Virgen al Estado de Puebla: “Vuelve a nosotros tus ojos, fortalece a las familias, auxilia a médicos, enfermeras y trabajadores sociales; bajo tu amparo nos acogemos Santa madre De Dios no desprecies las suplicas que te hacemos ante nuestras necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros…. vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos…..”.
Recomendó permanecer en casa atentos a las indicaciones del Gobierno del Estado y de Salud, para las actividades de ésta semana; especialmente los enfermos y las personas de la tercera edad, pidiendo que pronto pase ésta enfermedad y suplicó para que Dios a todos los bendiga.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 55, 10-11
Esto dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,
así será mi palabra que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que cumplirá mi deseo
y llevará a cabo mi encargo».
Salmo
Sal 64, 10. 11. 12-13. 14 R/. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.
Así preparas la tierra.
Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.
Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.
Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-23
Hermanos:
Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto.
Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1-23
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
«Por qué les hablas en parábolas?».
Él les contestó:
«A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.
Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:
“Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure”.
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador:
si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril.
Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».