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Puede parecer que la lectura está reñida con las nuevas tecnologías, e incluso muchos pueden pensar que por culpa de los móviles y los ordenadores estamos abandonando los libros y el hábito lector. Las pantallas sirven para explicar por qué, a partir de la adolescencia, la lectura empieza a decaer excepto en el caso de las lecturas obligatorias de la secundaria. No obstante, el último sondeo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía señaló muestra que los hábitos de lectura de los mexicanos han mejorado con un promedio de 3.9 libros al año, el registro más alto desde el 2016.
Según estas cifras y datos de Buscalibre, a los mexicanos todavía les falta bastante para alcanzar el ritmo de lectura de países como Argentina o Chile, donde el promedio es de más de cinco libros por persona al año. De hecho, estos dos países ocupan el primer y segundo lugar, respectivamente, en el ranking de los países que más leen en Latinoamérica realizado por el portal de venta de libros físicos.
En tercer lugar, está México, seguido por Colombia con 2,7 y en el quinto lugar está Perú con 1,2 libros leídos al año por una persona. Entre los hallazgos relevantes que realizó la librería digital también están los gastos que realizan en cada país en la compra de libros. En México, por ejemplo, la factura de un ciudadano que adquiere libros en físico alcanza, normalmente, los 32 dólares.
Tecnología de asistencia para la lectura
El avance de la Tecnología ha comenzado poco a poco a cambiar la forma en que leemos y cómo realizamos esta actividad. Su presencia en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana ha llevado a la lectura cada vez más cerca de las personas con dificultades visuales o problemas como la dislexia o la afasia. “Nuestro dispositivo OrCam Read está especialmente creado para personas con dificultades de lectura, gracias a él los usuarios tiene acceso a cualquier texto impreso o digital” asegura Bari Hayoun, director regional para América Latina & Iberia de OrCam Technologies.
Este lector portátil, ayuda especialmente a las personas con dislexia u otro tipo de dificultad para leer en edad académica, pero no sólo está pensado para ellos, pues «ha sido diseñado también para personas con dificultades para leer por una discapacidad visual leve o moderada, fatiga de lectura, afasia u otras afecciones, así como para aquellos que leen grandes cantidades de texto», asegura Bari. Además, aunque no está diseñado como otras herramientas para mejorar la dislexia en sí, sino como apoyo, ayuda a las personas con dislexia a recuperar el placer por la lectura y a que esta práctica les motive para seguir aprendiendo y mejorando.
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