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El bloque Xochitécatl-Nativitas-Nopalucan es una formación geológica ubicada en el valle de Puebla-Tlaxcala, donde a su vez se halla la zona arqueológica conocida como Cacaxtla-Xochitécatl, que destaca por las pinturas murales ubicadas en el sitio de Cacaxtla que retratan escenas rituales y la cosmogonía de los antiguos pobladores.
A menos de 2 km de distancia de Cacaxtla se encuentra Xochitécatl, sitio asentado en lo que antiguamente fue un volcán y que fue utilizado como un centro cívico-ceremonial que se edificó en el año 800 a.C. Esta primera ocupación se dio con la construcción de tres de los cuatro edificios que actualmente conforman el asentamiento, mientras que en los alrededores del centro ceremonial se construyeron unidades habitacionales.
Uno de los principales indicadores del culto femenino en Xochitécatl son las múltiples ofrendas de figurillas de mujeres halladas en el sitio. Estas figurillas representan a mujeres con los brazos levantados en posición de oración, mujeres embarazadas en cuyo vientre llevan un hueco en el que es colocada la figura de un niño, mujeres ricamente ataviadas, mujeres que cargan un niño en sus brazos, niños con pintura facial en cunas, ancianas con sonrisa y cuerpo pintado, mujeres guerreras y mujeres deidificadas.
De acuerdo con la investigadora Mari Carmen Serra Puche, del instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, en el caso de las figuras de mujeres guerreras o deidificadas, se trata de representaciones antropomorfas sentadas en un trono que portan un escudo y un cetro y que están ricamente ataviadas. Estas figuras representan a una gobernanta, guerrera o sacerdotisa, pero también se cree que pueden ser deidades o representaciones de personajes de la élite.
Asimismo, las figurillas de mujeres ricamente adornadas presentan pintura facial roja, mutilación dentaria, orejeras, collar, falda decorada y pies descalzos.
Algunas hipótesis señalan que las figurillas podrían tratarse de representaciones de Xochiquetzal, Xilonen y Tlazoltéotl; sin embargo, otras indican que representan a mujeres reales y no precisamente a deidades.
“Es importante resaltar que las figurillas femeninas, que en gran número forman parte de las ofrendas, representan el nacimiento, la maternidad, los cuidados maternales, la ancianidad y la muerte, esto es, el ciclo de la vida femenina; además de la entronización o posible posición social como gobernantes o ‘reinas’”, señala Serra Puche.