Ciudad del Vaticano.- En su catequesis, ante miles de fieles y turistas congregados en la Plaza Dre San Pedro, El Papa Francisco, lanzó el llamado al mundo católico y no católico, así como a los gobiernos y líderes religiosos y sociales, tener valentía para frenar la acción de quienes llamó “traficantes del sufrimiento y muerte” con la venta de drogas convertidos en una “plaga”.
En su mensaje, retomo palabras del extinto San Juan Pablo II: “El uso indebido de drogas empobrece a todas las comunidades en las que se produce. Disminuye la fuerza humana y la fibra moral. Mina los valores estimados. Destruye la voluntad de vivir y de contribuir a una sociedad mejor”.
“Cada tóxico-dependiente tiene una dignidad como hijo de Dios, no podemos ignorar las malas intenciones y acciones de los vendedores de drogas y de los narcotraficantes, que son asesinos”.
Refirió que también el Papa BenedictoXVI, al hablar del tema, refirió: “Digo a los que comercian con la droga que piensen en el mal que están provocando a una multitud de jóvenes y de adultos de todas las clases sociales: Dios les pedirá cuentas de lo que han hecho. No se puede pisotear de esta manera la dignidad humana”.
El Papa Francisco remarcó que “la droga pisotea la dignidad humana”, y puntualizó que “una reducción de la dependencia de las drogas no se consigue liberalizando su consumo, esto es una fantasía, como se ha propuesto, o ya se ha aplicado, en algunos países. Si se libera, se consume más”.
“¡Cuántos traficantes de muerte hay, porque los traficantes de droga son traficantes de muerte, movidos por la lógica del poder y del dinero a cualquier precio! Esta plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento y muerte, exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad”, indicó.
Indicó que para contrarrestar el abuso y el tráfico de drogas es necesario la prevención. “Se hace promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida personal y comunitaria, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro”.
“Los esfuerzos emprendidos por varias Conferencias Episcopales para promover una legislación y unas políticas justas en materia de tratamiento de las personas drogodependientes y de prevención para frenar este flagelo”.
“Ante la trágica situación de tóxico-dependencia de millones de personas en todo el mundo, ante el escándalo de la producción y del tráfico ilícitos de estas drogas, no podemos ser indiferentes”, expuso.
“El Señor Jesús se ha detenido, se ha acercado, ha curado las llagas. En el estilo de su proximidad, también nosotros estamos llamados a actuar, a detenernos ante las situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos para levantar y traer de vuelta a la vida a aquellos que caen en la esclavitud de la droga”, explicó.
Por último, el Papa Francisco invitó a los fieles a rezar “por estos criminales, que dan la droga a los jóvenes. Son criminales, son asesinos. Recemos por su conversión”, concluyó.
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