La canciller y el presidente Emmanuel Macron plantearon a sus socios que la Comisión se endeude en los mercados, por un valor de 500.000 millones de euros, y que ese dinero extra en el presupuesto comunitario se reparta entre los sectores y las regiones más afectados por la crisis derivada de la pandemia de la Covid-19.
La gran novedad de este “fondo de recuperación” (o de “relanzamiento”, según la versión francesa) es que se tratará de transferencias y no de préstamos. Los receptores no tendrían que devolver estas cantidades, sino que la UE en su conjunto asumiría esta carga pero a cambio los estados se comprometerán a implementar reformas a sus constituciones.
¿Cuáles reformas? pues como diría mi abuelita, en los detalles está el diablo. Nada es gratis en este mundo y es obvio que para muchos la crísis de unos es la oportunidad de otros.
En el periodo 2021-2027, y la repartirá en virtud de la contribución de cada país al presupuesto común, según se puso de relieve en la rueda de prensa conjunta celebrada ayer. Está claro que habrá países que darán más de lo que recibirán y viceversa. Se deja margen también para que el dinero pueda salir también, en parte, de nuevas fuentes de ingresos comunes, por ejemplo impuestos.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, propusieron el lunes crear un fondo de 500.000 millones de euros (unos 550.000 millones de dólares) a partir de la emisión de deuda en los mercados por la Comisión Europea en nombre de la UE.
«Hay que reconocer el carácter histórico de la propuesta», indicó a la AFP Anne-Laure Delatte, consejera científica del Cepii francés, quien destacó el «cambio de posición» de Merkel sobre la emisión de deuda común y la concesión de los fondos mediante subvenciones y no préstamos.
Sin embargo, este último punto no convence a los países llamados «frugales» -Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca-, partidarios del rigor fiscal y, en palabras del canciller austríaco Sebastian Kurz, «dispuestos a ayudar a los países más afectados con préstamos».
Estos cuatro países ya expresaron su malestar el martes durante una reunión de los ministros de Finanzas de la UE, según un diplomático europeo. Y, este miércoles, el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, anunció que presentarán su propio plan próximamente.
«Si alguien pide ayuda, debe poner en marcha reformas de gran envergadura para poder garantizar su autonomía la próxima vez», avanzó Rutte, quien semanas atrás se opuso a la creación de los «coronabonos» reclamados por los países del Sur para luchar contra el virus.
Ya en el pasado, un pequeño grupo de países liderado por La Haya aguó un plan de París y Berlín de un presupuesto para la zona euro. «La historia es diferente ahora» por el alcance de la recesión, según Janis Emmanoulidis, del European Policy Centre (EPC).
Charles Michel (izq) habla junto a Ursula von der Leyen durante la rueda de prensa sobre la respuesta europea a la crisis del coronavirus, el 15 de abril de 2020 en Bruselas
La Comisión Europea prevé una contracción del 7,5% del PIB del bloque en 2020 por la pandemia del nuevo coronavirus. Entre las principales economías, Italia liderará la recesión con un -9,5%, seguida de España (-9,4%), Francia (-8,2%) y Alemania (-6,5%).
Aunque el plan de Francia y Alemania es uno más de los ya presentados por otros países como España, procede de los miembros de más peso económico y político. «La salida de esta crisis necesita un impulso más extraordinario del eje franco-alemán», según el diplomático.
La titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, será la encargada de presentar el 27 de mayo la propuesta de fondo de recuperación vinculado al futuro Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027, que deberán debatir los 27 dirigentes europeos a continuación.
«Llamo a los 27 Estados miembros a trabajar con un espíritu de compromiso tan pronto como la Comisión Europea presente su propuesta», urgió el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, advirtiendo del necesario consenso para «llegar a un acuerdo».
– ¿Condicionalidad? –
Aunque la Comisión, de boca de su vocero Eric Mamer, advirtió que la propuesta de Von der Leyen será una «síntesis» y no una «copia» del plan de Berlín y París, este último puso de relieve varias de las líneas rojas en principio insuperables para los países europeos.
El presidente español, Pedro Sánchez, con mascarilla en su escaño del Congreso de los Diputados durante el debate para la prolongación del estado de alarma por la crisis del coronavirus, el 20 de mayo de 2020 en Madrid
Además del pulso entre los partidarios de ayudas no reembolsables, como España e Italia -duramente golpeados por el virus, con 60.000 muertos entre ambos países– y de préstamos, como los cuatro «frugales», la llamada «condicionalidad» es otro de los fantasmas para los primeros.
La referencia en el plan de Macron y Merkel al «compromiso claro a aplicar políticas económicas sanas y un programa de reformas ambicioso» parece devolver al primer plano los duros programas de ajustes a cambio de rescates durante la pasada crisis de la deuda.
Madrid y Roma ya pelearon para que el fondo de rescate de la zona euro, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), no exigiera reformas a cambio de la concesión de líneas de crédito para afrontar la emergencia sanitaria, que se quedaron en un control de gastos.
Estas líneas de crédito forman parte de una primera respuesta de emergencia de medio billón de euros, junto al instrumento de préstamos para los planes de desempleo temporal (SURE) y los créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para empresas.
La Comisión Europea debe ahora desvelar su plan de reconstrucción y resolver las incertidumbres sobre el volumen total, la condicionalidad, el equilibrio entre préstamos y subvenciones y la manera de sufragar la eventual deuda, antes del esperado difícil debate entre los 27.
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