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Donald Trump juró hoy como el 47º presidente de Estados Unidos en una ceremonia solemne celebrada en la Rotonda del Capitolio, en Washington D.C. El magnate inmobiliario se comprometió a «preservar, proteger y defender» la Constitución, y en su discurso inaugural proclamó el inicio de lo que denominó la «edad de oro» de EE.UU.
Con la mano sobre una Biblia, Trump prestó juramento a las 12:01 horas locales, acompañado por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, quien administró el juramento. Su vicepresidente, JD Vance, asumió el cargo justo antes de él, marcando el inicio de un nuevo ciclo político que se centrará en la seguridad fronteriza y la migración.
El mandatario reafirmó su promesa de deportar a millones de migrantes y de tomar medidas drásticas en cuanto a la seguridad fronteriza, anunciando que firmará órdenes ejecutivas en sus primeras horas de mandato. Entre las principales acciones se destacan la declaración de una emergencia nacional en la frontera sur, el envío de tropas a la región y la reimplantación de la política que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México.
Además, Trump se comprometió a restablecer la pena de muerte a nivel federal, revocar políticas de diversidad y equidad en el gobierno federal y exigir que documentos oficiales reflejen el sexo al nacer. También prometió indultar a los involucrados en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, un acto que consolidó su retorno al poder tras haber sobrevivido a dos juicios de destitución y varios escándalos.
El evento de investidura fue presenciado por los expresidentes Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton, junto con su rival en las elecciones de 2020, Joe Biden, y la vicepresidenta saliente Kamala Harris. También estuvieron presentes importantes figuras del sector tecnológico, como Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, quienes asistieron para mostrar su apoyo a la nueva administración.
A pesar del simbolismo de la ceremonia, Trump enfrenta la incertidumbre de si algunas de sus órdenes ejecutivas serán desafiadas en los tribunales, lo que podría prolongar la tensión política y judicial de su mandato.
El regreso de Trump a la Casa Blanca marca un capítulo crucial para la política estadounidense, con un presidente dispuesto a emprender un camino controversial, que promete tensiones internas y externas durante los próximos cuatro años.
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