MARCO ANTONIO ORTIZ SALAS
- El ascenso de López Obrador a la presidencia, se construyó con la lucha histórica de muchos sectores organizados
- Las organizaciones campesinas injustamente golpeadas por la postura de AMLO
“Mi lucha no es la del odio de clases porque pienso que es mucho más fuerte políticamente el amor que el odio. Prefiero amar que odiar, porque si yo odio al que oprime a los pueblos sojuzgados puede ser que lo odie porque soy el que los quiere oprimir cuando llegue mi turno, pero si yo amo al pueblo sojuzgado y por eso no permito que lo oprima nadie, es más fuerte el sentimiento del amor que el del odio y creo que la lucha revolucionaria tiene que mover el amor y no el odio”
Ing. Heberto Castillo Martínez
En el marco del primer año de gobierno de AMLO, el viernes 29 de noviembre, por todos lados corrían cientos y cientos de llamadas por parte de los organizadores de la marcha convocada contra las políticas de MORENA y de López Obrador. El problema era claro: no había poder de convocatoria y la respuesta por parte de colectivos y líderes de opinión era nula. En especial, connotados líderes de los partidos de “oposición” (principales convocantes de la marcha), hacían todo tipo de intentos para convencer a otros sectores para asistir a la movilización, incluso a las dirigencias de organizaciones campesinas como la CODUC se les pedía participar argumentando la necesidad de demostrar la fuerza opositora hacia Andrés.
El rechazo de la mayoría de los colectivos a participar en esa marcha y, en particular de la CODUC, fue contundente. Cuando menos en el sector campesino, nuestra postura ha sido clara desde siempre: las organizaciones campesinas nos sentimos injustamente golpeadas por la postura de AMLO de rechazar el diálogo que se ha venido demandando desde el triunfo electoral. En el ejercicio de este gobierno, hemos rechazado la política de individualizar los programas sociales bajo el argumento de que las organizaciones campesinas reciben los recursos para el campo sin que estos lleguen a los campesinos. También hemos demostrado con argumentos solidos que las políticas públicas de la SADER, lejos están de resolver los grandes problemas del campo siendo que éstas son de carácter neoliberal. Incluso, al igual que varias expresiones de colectividad, hemos protestado contra el presupuesto de egresos 2020 cuyos recortes atentaron contra muchos de estos colectivos, y, desde nuestro punto de vista, los principales afectados son los campesinos.
No obstante, lo anterior, hemos declarado en distintos espacios de opinión que los campesinos organizados no buscamos una confrontación con el presidente, no deseamos que le vaya mal al gobierno, ¡todo lo contrario! Somos los primeros interesados en que le vaya bien a México porque el ascenso de López Obrador a la presidencia de la nación, se construyó con la lucha histórica de muchos sectores organizados, entre ellos el campesino. Quiénes representamos al agro, no sólo hacemos uso de nuestro derecho constitucional a expresarnos de manera pacífica y por diversas vías, a pesar de la negativa de AMLO para escucharnos, sino que también lo hacemos porque, quiénes confiamos y votamos por él, somos los primeros obligados en exigir el cumplimiento de las asignaturas pendientes en todos los rubros, así como la consolidación del cambio democrático.
Por esa razón, nuestro movimiento está sumamente alejado de los grupos políticos que pretenden desestabilizar al país. No demeritamos su libertad de manifestarse y de expresar su sentir hacia el gobierno, sin embargo, no existe coincidencia alguna con sus planteamientos, aunque reconocemos que algunas de sus demandas (cuando menos la exigencia de justicia y pacificación) pueden ser justas. Sobre todo, no hay coincidencia con las dirigencias del PAN ni del PRD. Ahora resulta que quiénes han sido cómplices de los sexenios que generaron pobreza y marginación, hoy pretenden erigirse como verdaderos demócratas preocupados por el futuro del país.
Éstos partidos hoy recurren a los campesinos, no porque les interese nuestra lucha, sino porque son sabedores de que hemos construido un vinculo con la sociedad que se fortalece cada vez que salimos a las calles. A pesar de las descalificaciones reiteradas del presidente, el pueblo reconoce y legítima a nuestro movimiento porque constata lo auténtico de nuestras demandas, aunque eso provoque la irritación de muchos que hoy están en los distintos órdenes de gobierno. Por eso, con singular desesperación, hoy recurren a nosotros quienes ayer nos dejaron en el abandono. Ejemplo claro el PRD, partido que fundamos y construimos junto a millones de mexicanos de izquierda y que dio la espalda a la lucha campesina democrática desde el pacto por México con Peña Nieto. Eso nos obligó a renunciar a ese instituto político en nuestra busquedad por construir un instrumento de participación política propia abierto, plural e incluyente donde pesen más las ideas sobre las tribus.
En fin, la polarización política afecta a todos los sectores, y, en México está siendo abonada por varios frentes, empezando desde el discurso de la 4T hasta la desdibujada oposición política. De seguir así, nos espera un segundo año de gobierno complicado y más para los campesinos de este país. Esto nos obliga a generar como movimiento organizado, nuevas formas de lucha y de participación en las que logremos uno de los principales objetivos de nuestro movimiento: transformar las políticas públicas para el campo y erradicar el modelo neoliberal enquistado en el poder desde el salinismo y representado ahora en la 4T por personajes como Alfonso Romo, jefe de la oficina de la Presidencia.
Al igual que muchos colectivos (cómo el movimiento feminista, los que luchan por la pacificación, los que ven en la legalización de la marihuana una forma de abonar a la seguridad, los solicitantes de vivienda, los ambientalistas, etc.) estamos organizados. Venimos de la cultura de la lucha y del esfuerzo, tenemos presencia y bases en todos los Estados del país, somos movimientos legítimos. Por lo tanto, en el caso campesino, nuestra agenda de lucha continuará por la ruta de la construcción del diálogo siempre con la idea de que le vaya bien a este país. A quiénes nos insisten en sumarnos a enrarecer el ambiente político y a desestabilizar al país les dejamos clara nuestra postura: No somos partícipes de los golpes blandos ni maquillados, México no necesita un movimiento que exprese odio contra el gobierno, México ocupa un movimiento que ame a su pueblo y que se organice para que a todos les vaya bien y ahí, en esa construcción estaremos los campesinos.