Los pedófilos no son víctimas, la pederastia es un crimen aberrante y quienes intentan normalizarlo son cómplices
Por Emmanuel Rincón
La escala de valores en las sociedades occidentales va cada vez más a la deriva, vivimos tiempos extraordinarios que difícilmente podamos leer con precisión en el presente inmediato, pero sin duda en un par de décadas miraremos en retrospectiva el año 2020 y habrá marcado un antes y un después en la humanidad; no sabemos si para bien o para mal, aunque todo parece indicar que hay un declive absoluto, falta ver cómo responderán las masas a las perversiones que intentan implantarse en nuestras naciones, como es el caso del avance de los grupos que promueven la pedofilia.
Más allá del coronavirus y la responsabilidad del Partido Comunista de China, y el aumento de los totalitarismos, el mundo occidental atraviesa una serie de movimientos populares que buscan derrocar el orden establecido e implantar nuevos patrones conductuales. En Estados Unidos, el mundialmente conocido caso de George Floyd ha generado una ola de protestas y acentuación del movimiento marxista Black Lives Matter, quienes ya han pedido incluso que los blancos entreguen sus propiedades, que sean abolidas las policías, entre otro conjunto de “requerimientos”, en nombre de la “justicia racial”.
Pero esto no es todo, hay diversos frentes abiertos de conflictos sociales bombardeando la agenda política mundial: es el coronavirus, Black Lives Matter, la cultura de cancelación, y ahora también el lobby LGBT para normalizar la pedofilia.
Desde hace años se ha venido hablando y alertando sobre los intentos de ciertos grupos de poder para normalizar la pedofilia, pero con tantas cosas ocurriendo en el 2020, los grupos de izquierda han aprovechado la era de cambios para lanzarse en la “aceptación” de la sexualidad de los niños.
Netflix desde hace tiempo ha demostrado que más allá de ser un servicio de streaming y entretenimiento, se ha convertido en un aparato de propaganda de las causas de la izquierda internacional, no en vano pueden verse en sus producciones documentales que demonizan el capitalismo, que muestran como héroes a socialistas radicales y comunistas como el Che Guevara, que tildan a Trump de delincuente, que transforman a movimientos terroristas de izquierda en grupos de “derecha”, y que de manera permanente están creando contenido dirigido a legitimar la agenda LGBT; lo último fue la película francesa “Mignonnes”, mejor conocida como “Cuties”.
La película que muestra a niñas de 11 años bailando twerking de una forma bastante sexual, fue promocionada por Netflix con un arte gráfico bastante sugestivo que ya ha dado la vuelta al mundo. Ante la polémica el servicio de streaming ha retrocedido y “pedido disculpas”, pero no por la película, sino por la representación del flyer, pues según ellos fue nada más “un error”. Es decir, seleccionaron y pagaron a un equipo de arte para trabajar en la promoción de la película, ejecutaron todo un servicio de producción, el mismo pasó por los diferentes filtros dentro de la empresa de entretenimiento, los canales de promoción, y después solo dicen “fue un error”, ¿de verdad? ¿Acaso no hay una sola persona en toda la compañía que notara lo absurdo de dicha imagen? Evidentemente esto ha sido de todo menos un error, lo ocurrido fue completamente deliberado, fue una medición de terreno, pues la agenda para normalizar la pedofilia no comenzó ayer, pero cada vez es más incisiva.
El último artículo al que hice mención en mi twitter fue publicado en The New York Times en el año 2014, en ese momento todavía no había un intento tan abierto de normalizar la pedofilia, pero el mismo ha venido creciendo con el paso de los años. No es de extrañar en ese sentido que sean los medios de izquierda, así como The New York Times, y también El País, los que hayan salido en defensa de los promotores de la pedofilia.
No obstante, vale destacar que “Cuties” no es un hecho aislado, desde hace tiempo el lobby LGBT viene trabajando en campañas para ir normalizando la sexualidad de los niños, no en vano ya pueden verse dibujos animados que involucran abiertamente temas sexuales en sus tramas.
Un niño de 7 años no debería estar pensando en si es homosexual, heterosexual, bisexual, pansexual, ni muchos debería estar a la merced de un adulto para complacer sus “desahogos” sexuales, como descaradamente han llamado algunos pederastas a sus “necesidades”. Los niños a esas edades están para jugar, familiarizarse con algún deporte, hacer amistades e ir a la escuela sin que sean víctimas de ningún tipo de agenda sexual o política.
Cualquiera con dos dedos de frente puede descubrir fácilmente lo que hay detrás de todas estas producciones audiovisuales: penetrar en la mente de los infantes, normalizar su “carácter sexual”, ir generando una mayor aceptación en la sociedad hasta que exista el suficiente apalancamiento para descriminalizar dicha aberración, y luego de la normalización viene la legalización de la pederastia.
Casos como el de Desmond Napoles, un niño “Drag Queen” al que han dado tribuna los grandes medios de comunicación, es uno de los mejores ejemplos del intento por atribuirles una personificación sexual a los infantes. En el caso de Desmond, ya ha sido incluso presentado en programas de televisión abierta como “Good Morning America”, ha desfilado en pasarelas de moda en Nueva York, ha participado y conducido marchas LGBT, y también ha ofrecido presentaciones en clubes nocturnos del colectivo.
El lobby LGBT evidentemente lo presenta como un “modelo a seguir”, ha sido la cara de este movimiento que sexualiza a los infantes y normaliza a su vez la pedofilia.
Es absurdo tener que explicar las razones por las cuales todo esto va en detrimento de los niños y las nuevas generaciones de hombres y mujeres, pero lamentablemente nos vemos en la obligación de recalcarlo, todavía no hemos pisado fondo pero allí nos llevan, conduciéndonos a sociedades cada vez más enfermizas, confundidas y desnaturalizadas, donde se intenta otorgarles identidad sexual a infantes que apenas comienzan a conocer el mundo.
A los 8 años un niño no está en la capacidad de tomar sus propias decisiones, no tiene el suficiente razonamiento para elaborar un plan de vida, mucho menos es capaz de determinar su carácter sexual; un infante no se lleva los genitales de un adulto a la boca por placer, el simple hecho de tener que aclararlo ya es de por sí aberrante y vomitivo.
Hoy en día la batalla por los valores se hace cada vez más cuesta arriba, sin ir muy lejos, el actual candidato presidencial de los Estados Unidos, Joe Biden, ha sido acusado por acoso sexual por una de sus antiguas colaboradoras, Tara Reade, y son públicos los videos en los que se puede observar al demócrata teniendo comportamientos bastante absurdos y comprometedores con niños.
En Bolivia también ocurrió un caso escandaloso, el expresidente Evo Morales ha sido acusado por la fiscalía de Bolivia de mantener una relación amorosa con una menor de edad, se trata de Noemí Meneses Chávez, quien según las pruebas presentadas por el diario español Ok Diario, sostuvo una relación con el exmandatario desde que esta tenía 14 años. Las pruebas muestran mensajes sexuales y comprometedores entre ambos, así como fotografías de los dos viajando juntos y asistiendo a eventos.
Hoy más que nunca los padres del mundo deben brindar cuidado y atención especial a la crianza de sus hijos, vivimos en tiempos peligrosos donde no solo se intenta hipersexualizar a los infantes, sino que constantemente se les está adoctrinando con ideologías colectivistas en las escuelas.
Los seres humanos que aspiramos a vivir en un mundo donde prevalezca el respeto, los valores, la justicia y el bienestar, debemos ponernos de pie y luchar contra las desnaturalizadas agendas de los movimientos progresistas. Yo en lo particular apoyo la igualdad de derechos para todos los seres humanos, estoy a favor del matrimonio entre homosexuales adultos y de la libertad de culto; siempre estaré del lado de quienes promuevan el respeto por las libertades humanas, pero con los niños y las agendas colectivistas, con la expropiación de las propiedades privadas, se cruza un peligroso y radical límite que amenaza con destruir el sistema social establecido.
Hagamos frente a la normalización de la pedofilia, pues luego de ella viene la legalización de la pederastia, combatamos a quienes quieren abolir las policías y eliminar la propiedad privada, no permitamos que nos roben nuestro futuro. El momento es ahora.
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.