Sin Límites
Por Raúl Torres Salmerón
*El inmueble será sede del Instituto de los Pueblos Originarios: Barbosa
El Gobernador Electo, Miguel Barbosa Huerta, anunció en varias ocasiones durante su campaña política del año 2019, que no viviría en Casa Puebla y reiteró que el inmueble sería la sede del Instituto Estatal de los Pueblos Originarios, que será creado durante su gestión.
Será una entidad pública que atienda y canalice de manera adecuada los requerimientos de los pueblos originarios y sus lenguas, con el fin de mantener la cultura, lengua y tradiciones de los pueblos y la sede estará en Casa Puebla.
Será, dijo, una forma de desagraviar ese lugar, donde han vivido los gobernadores y se ha ejercido el poder sin límite.
Sobre la historia de la Casa Puebla, situada en las faldas de los cerros de Loreto y Guadalupe, no hay publicación oficial alguna. Esta historia breve se ha recogido de diversas fuentes, algunas hemerográficas y otras de viva voz de quienes fueron testigos de su creación.
La idea original de tener una casa para recibir visitas distinguidas, con seguridad extrema, una vez que el Gobierno del Estado, a cargo del doctor Alfredo Toxqui se consolidó y desaparecieron los nubarrones de tormentas políticas que le precedieron, pues en los 12 años anteriores a su mandato, hubo seis gobernadores.
Fue inaugurada el 15 de enero de 1978, por Ricardo García Sainz, entonces Secretario de Programación y Presupuesto. Ítalo Altieri, entonces Director de Finanzas fue el encargado de comprar la casa y fue remodelada por el arquitecto Ricardo Hernández Franco, Director de Obras Públicas.
El inmueble, ubicado en Calzada de Los Fuertes sí tiene número, es el 110. La original Casa Puebla fue construida por el ingeniero Carlos I. Betancourt con estilo californiano antiguo de los años 30 y 40 del siglo pasado y al término de su mandato el Congreso del Estado se la regaló.
Entre los políticos se decía que era la Casa de las Muñecas. En el Pueblo se hablaba de la Casa de los Claveles, por el doble sentido de que se la “clavaron” del erario.
Algunas fuentes aseguran que la casa nunca la habitó Betancourt, porque se fue con su familia a vivir a la Ciudad de México, entonces el Distrito Federal.
El doctor Toxqui pensó inicialmente alojar a huéspedes importantes, como el Presidente de la Republica o Secretarios de Estado y que no se hospedaran en hoteles en sus visitas oficiales a la entidad.
En la reunión de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) celebrada el año 1979 en Puebla en el CELAM, se invitó a hospedarse al Papa Juan Pablo II, quien aceptó, pero por seguridad fue trasladado a la Ciudad de México. Se quedaron a una cenar y a dormir, varios cardenales.
Entre personalidades que se quedaron en la casa de visitas estuvieron los Secretarios de Gobernación federal, Jesús Reyes Heroles y Enrique Olivares Santana.
Antes de comprarla, se contemplaron varias compras. Primero la casa de Rafael Artasánchez en la 22 Oriente y la casa de Abelardo Sánchez en la 13 Sur.
LA CONSTRUCCIÓN
La actual Casa Puebla fue construida por el ingeniero ferrocarrilero Carlos I. Betancourt, pero algunos aseguran que no la habitó, pues se fue a trabajar al entonces Distrito Federal, cuando Maximino Ávila Camacho fue Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) en el sexenio del Presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946), ocupó primero la Oficialía Mayor y después fue Subsecretario.
Betancourt fue gobernador, el primero de seis años de 1945 a 1951, quien luego ejercer el cargo, se fue a vivir en la Ciudad de México, murió allá.
Los diputados del naciente PRI, de la XXXVI Legislatura, de 1948 a 1951, quienes regalaron la casa al gobernador Betancourt fueron:
Por Puebla, Cipriano Munguía y Juan Salamanca Valdez; por Huejotzingo, Agustín Haro y Tamariz; por Atlixco, Virginio Ayaquica Nava; por Tepeaca, Andrés Hernández Méndez; por Matamoros, Adalberto García Aguilar; por Tecamachalco, Fidencio Sánchez López; por Acatlán, Agustín Ojeda Martínez; por Tehuacán, Enrique Mejía Castelán; por Ciudad Serdán, Humberto Araoz Flores; por Zacapoaxtla, Julio Lobato Molina; por Tetela, Mariano Cortés Vázquez; por Teziutlán, Humberto Vargas Muñiz; por Tlatlauquitepec, Adalberto E. Bonilla; por Zacatlán, Agapito Macín Lastiri y por Huauchinango, Rafael Cuevas Amador.
LOS GOBERNADORES
Una vez adquirido el inmueble, Toxqui ordenó la construcción del llamado Anexo, que consistía en sala, comedor y departamentos. Construyó oficinas, que incluían despacho, sala de juntas, baños, salón de peluquería y salones privados.
Los siguientes gobernadores, todos del PRI, no tenían casa en Puebla Capital. Guillermo Jiménez Morales logró que el gobierno federal cediera al estado una buena parte de la zona histórica de Los Fuertes para agrandar la propiedad. En la casa se hicieron adaptaciones diversas, como salones de juego, billar incluido y una bodega de vinos. También construyó una alberca en el anexo.
Después, Mariano Piña Olaya remodela la casa principal, pues con el tiempo se deterioró y coloca pinturas de museos y piezas arqueológicas protegidas por el INAH. Del estilo californiano antiguo pasó a ser de tipo mexicano, al estilo del famoso arquitecto Luis Barragán.
Manuel Bartlett no realizó mayores transformaciones, solo pequeños arreglos, incluido el helipuerto. Melquiades Morales Flores no hizo cambios mayores y aunque tenía casa en Puebla Capital, vivió su sexenio en el inmueble.
Mario Marín Torres conservó el estilo mexicano del inmueble, pero mandó construir una cancha de pasto para jugar futbol.
Quien no se midió fue el panista Rafael Moreno Valle Rosas. Gastó 66.6 millones de pesos en la remodelación de Casa Puebla, sobre todo en la zona del anexo donde invirtió en construir y remodelar la palapa, la alberca, la casa de visitas y una cancha de tenis y unos inmensos salones para todo tipo de reuniones. Mediante computadoras, mientras se ejercitaba, vigilaba la marcha de los funcionarios y sus programas de gobierno.
Con José Antonio Gali Fayad, el único cambio que realizó es que organizó los fines de semana, recorridos de visita al inmueble. Marta Érika vivió allí los diez días en que despachó como gobernadora. Guillermo Pacheco Pulido la cerró y declaró que no viviría en la casa.
Una leyenda urbana, señala que el gobernador Carlos Ismael Betancourt, tenía un salón lleno de muñecas de su esposa y sus hijas. Los ciudadanos de aquellos días, por esa razón le llamaron la Casa de las Muñecas, pero era más común el nombre de la Casa de los Claveles.
Las anécdotas, los abusos, los escándalos y los chismes, en torno a la actuación de los gobernadores, sus esposas y sus hijos, como decía un anuncio de televisión, “es otra historia”.
En fin, como escribió Gregoria de Gante (Tecali, Puebla, 1890-1975) en su poema El Valle de Puebla:
Acá están las históricas
colinas de Loreto y Guadalupe,
baluartes epopéyicos que vieron
cuando, frente al francés, nuestros mayores
con propia sangre el epitafio histórico
en las sagradas rocas escribieron:
“Viajero, di a la patria que sus hijos,
por verla grande y libre, aquí murieron”.
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