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En su visita a Kenosha, en Wisconsin, Donal Trump, pero no para consolar a la familia del caso Jacob Blake, afroamericano víctima de disparos por la espalda y a quemarropa frente a sus tres hijos, sino para defender la actividad de los policías e incluso a un tirador civil de 17 años acusado de asesinar a dos personas, en medio del nuevo foco de las protestas antirracistas.
Donald Trump desafió las solicitudes de mantenerse alejado y visitó Wisconsin para expresar apoyo a las fuerzas del orden en una ciudad sacudida por las protestas antirracistas.
El presidente republicano no visitó a Jacob Blake, paralizado de la cintura para abajo luego de que un policía lo atacó siete veces el 23 de agosto ni a su familia, pero sí planeaba reunirse con un popular pastor.
Para sorpresa de los ciudadanos, Donald Trump habló sobre Kyle Rittenhouse, joven de 17 años que fue grabado con un rifle de asalto en Wisconsin y a quien acusan del asesinato de dos personas en las protestas antirracistas:
“Estaba tratando de escapar y habría sido asesinado por los manifestantes si no hubiera abierto fuego. Y luego se cayó y luego lo atacaron muy violentamente. Supongo que estaba en un gran problema. Probablemente lo habrían matado”.
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