Diariosinsecretos. com/ Angélica García Muñoz
Con misa solemne en la Catedral metropolitana, presidida por Monseñor Tomás López Durán, Obispo Auxiliar de Puebla, la Iglesia conmemoró la Solemnidad de Corpus Christi, en la que se proclama la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y se le rinde públicamente culto de adoración.
El prelado dijo que hay cosas que las personas no logran entender, por que rebasa la razón humana, como que el cuerpo y la sangre del Señor están contenidas en la Sagrada Eucaristía.
Explicó que se está ante la presencia de una realidad humana y divina a partir de la venida de Nuestro Señor Jesucristo, que asume nuestra humanidad, entonces es cuando lo divino se inserta en lo humano y comienza una historia realmente maravillosa.
“El Emanuel, que quiere decir Dios con nosotros”, y ese deseo del Padre de inculturarse, de vivir nuestras experiencias tanto alegres como tristes, nuestras ilusiones y proyectos, nuestras realidades humanas, tristemente dolorosas, limitadas, pero que en su afán de estar con nosotros, nos ofrece la posibilidad de trascender, de elevarnos en una dimensión sagrada, en una comunión admirable, con un proyecto santo, luminoso y lleno de vida”.
Dijo que con el Evangelio de San Lucas leído hoy, la Iglesia en todo el mundo entra en una escucha de la palabra del Señor y descubre que es la voz del Espíritu Santo, que hoy prodiga al mundo, donde surge un mandato del Señor: “Coman y beban al reunirse con unos 5 mil personas y hacer el milagro de la multiplicación de los panes y peces, Jesús pronunció sobre las ofrendas acción de gracias, porque había 5 panes y 2 pescados y luego los partió y los fue dando a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente, mismos que tenían hambre y sed de Dios”.
Explicó que con la multiplicación de los panes y peces, Jesús, también le da de comer su cuerpo y su sangre, pues ya se dibujaba en ese acto de milagro de la multiplicación de los panes.
“Comen, beben y entonces ellos viven en Dios y comen de Dios en éste acontecimiento”, expuso.
La Iglesia cree firmemente que en el pan y en el vino, consagrados en cada misa, está verdaderamente presente Nuestro Señor Jesucristo y éstos hechos de la Biblia, nos hacen ver, hasta donde en la historia de la salvación se va este acto de comunión de Dios con el hombre.
Señaló que es necesario que la humanidad vea que él pecado no permite que el corazón llegue a la perfección del amor , ni permite amar a los demás.
Motivó a la grey católica estar en gracia para que la presencia vigorosa del amor de Dios, viva en nuestros corazones, por ello, hay necesidad de purificar siempre al corazón
Monseñor Tomás López Durán pidió ofrecer en la sagrada Eucaristía por todos los enfermos , por todos los que sufren, por todos los jóvenes para que crezcan en virtudes, por las necesidades de la familia. y por sus centros de trabajo.
Señaló que es necesario que la humanidad vea que él pecado no permite que el corazón llegue a la perfección del amor.
Hizo un llamado para pedir por la sociedad que anda buscando en otro lugar un alimento que le de plenitud y la felicidad, para que comprenda que para tener una expresión realmente humana y divina, es necesario estar en comunicación con el Señor, escuchar su palabra y llevarla a nuestros corazones a través de su cuerpo y sangre que se nos da en alimento.
Finalmente, suplicó a Dios que María santísima nos acompañe siempre, para poder honrar y vivir la presencia del hijo de Dios entre nosotros, reconocerlo como tal, adorarlo, honrarlo, para que no quedemos marginados en la expresión de fe. por eso ella maestra de la evangelización nos ayude a comprender ese misterio.
Solicitó la intercesión de María Santísima para que los sacerdotes comprendan la gran misión a la que fueron llamados con estas palabras de Jesús “denles de comer”, y sigan dando a conocer a Cristo a los demás, en una Iglesia sinodal, que nos lleve a un camino de paz, más humildes dóciles y comprometidos para que el cuerpo de Jesucristo nutra al mundo entero.
Esta fiesta se celebra el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad.
Luego del acto litúrgico los fieles salieron en procesión con la Sagrada Eucaristía alrededor del atrio de Catedral.
El Santísimo quedó expuesto en el ciprés que se encuentra en el altar mayor y estará ahí hasta las 7:00 pm.
Origen de la festividad
A partir de la visión de Juliana de Mont-Cornillon, monja agustina de Bélgica en 1208, la diócesis de Lieja estableció en 1246, a través de un decreto sinodal, que esta nueva solemnidad del Cuerpo de Cristo, se celebrara el jueves siguiente a la fiesta de la Santísima Trinidad, y que entrara en el calendario litúrgico, por lo que en el año de 1247 se pudo celebrar por primera vez.
Esta fiesta se hizo universal a través del milagro de la Hostia ensangrentada de 1264: Un sacerdote que iba de peregrino hacia Roma se detuvo en la ciudad italiana de Bolsena. Era piadoso, pero dudaba de la presencia real de Cristo en la Hostia consagrada. Por lo que, al estar celebrando la misa, en el momento de la consagración, al elevar la Hostia sobre el altar, ésta empezó a sangrar, manchando el mantel y el corporal.
Confundido el sacerdote, fue a Orvieto donde se encontraba el papa Urbano IV, (quien conocía de las visiones de la monja de Bélgica y había promovido la festividad en Lieja), y le contó lo sucedido. Después de una investigación, se trasladó en una gran procesión encabezada por el Papa, la Hostia y el corporal ensangrentado a la catedral de Santa Cristina en Orvieto, donde se encuentra hasta ahora.
El 11 de agosto de 1264, el Papa publicó la Bula “Transiturus de hoc mundo”, mediante la cual, instauraba la fiesta del Corpus Cristi para toda la Iglesia, misma que se fue extendiendo con mucho éxito por todo el occidente.
La tradición de las mulitas
Las mulitas La tradición de las mulitas en este día, data del año 1526, después de rendir culto al Santísimo Sacramento en la Catedral de México, los campesinos traían en sus mulas algunos frutos de sus cosechas para ofrecérselas a Dios como señal de agradecimiento.
Cuentan que un hombre, llamado Ignacio, tenía dudas acerca de su vocación sacerdotal y un jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le enviara una señal. Al Pasar el Santísimo Sacramento frente a Ignacio en la procesión, Ignacio pensó: «Si ahí estuviera presente Dios, hasta las mulas se arrodillarían» y, en ese mismo instante, la mula del hombre se arrodilló.
Ignacio interpretó esto como señal y entregó su vida a Dios en el sacerdocio y se dedicó para siempre a transmitir a los demás las riquezas de la Eucaristía. Así fue como surgieron las mulitas elaboradas con hojas de plátano secas con pequeños guacales de dulces de coco o de frutas, de diversos tamaños.
Ponerse una mulita en la solapa o comprar una mulita para adornar la casa, significa que, al igual que la mula de Ignacio, nos arrodillamos ante la Eucaristía, reconociendo en ella la presencia de Dios
