Por: Hector Herrera
En México el 16% de los adultos mayores sufre de abandono y maltrato.
Según datos del Consejo Nacional de Población, actualmente hay al menos 13 millones de personas de más de 60 que se encuentran en el abandono, lo que lo convierte a esta estadística en una CRISIS nacional.
Resalta en estos datos la falta de agradecimiento de los hijos o nietos que al dejar desamparados a sus adultos mayores olvidan y desdeñan el trabajo arduo que los convirtió en adultos sanos y con un futuro.
Por supuesto se presentan casos en los que no hay familia que responda por abuelitos o abuelitas que no encuentran más opción que buscar cobijo en una casa de asistencia, sin embargo, los casos en los que los hijos o los nietos abandonaron a sus suerte a sus familiares se cuentan por montones.
Llegó hasta mí un caso: Roberto «N», un abuelito de 73 años en situación de calle. Don Roberto relata que perdió su casa debido a que su nieto lo desalojó de la propiedad cambiando chapas y robandole las escrituras, en su nobleza e indefensión decidió no hacer ni decir nada; a principios de este año, por el miedo a contagiarse de Coronavirus, además de las dolencias que lo aquejan por su avanzada edad Don Roberto vive en un albergue en donde encontró una segunda oportunidad y personas decididas a darle una mano amiga.
Como este caso hay miles, reflejo de la dureza de corazón de individuos que olvidaron la gratitud, que no reflexionan que todos pasaremos cuentas al tiempo, ya lo dice la frase popular: «Como te ves me vi, y como me veo te verás».
Hoy dedico esta columna a los abuelitos y abuelitas, y también a los padres y madres que nos han dado su juventud, su esfuerzo, su sabiduría, su trabajo, su paciencia, su amor: todo lo que nos han dado, son monedas que se deben devolver, no hacerlo implicaría cometer, ¡la más alta traición!.
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.