*Con la imposición de la ceniza, inició la Cuaresma.
Diario Sin Secretos
Hoy comienza la Cuaresma con la imposición de la ceniza. Es tiempo de la segunda conversión, tiempo de escucha, más no sólo de oír. “Escucha al Espíritu Santo fuente de vida y amor y entrega tu corazón a Jesús que toma la iniciativa y te dice quiero que seas mía y ser todo tuyo, habitar en tú corazón y que nada te aparte de mí», fue la reflexión del Padre Luis Martínez Peñalosa, en Misa celebrada en la Casa de las Gracias, a la cual asistieron laicas y laicos comprometidos con la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús.
En su homilía señaló que la primera conversión del hombre es cuando recibe el Bautismo, y la segunda conversión se da cuando éste toma la decisión de entregar todos sus pensamientos, intereses y cariño, a Jesús, dejando todo lo que nos distrae para entregar todo a Dios”.
“Como decía Santa Teresita del Niño Jesús, Quien a Dios tiene nada le falta”.
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararse a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza con el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.
La Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.
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