Diariosinsecretos.com/Angélica García Muñoz
Ciudad de Puebla.- Al presidir la misa dominical Monseñor Tomás López Durán, Obispo Auxiliar de Puebla, exhortó a bautizados a sembrar y cuidar y fortalecer la obra que Dios a querido poner en nuestras manos.
«Orar para que Dios nos conceda vivir la vida como él la vivió entre nosotros», refirió.
«Al saber que el hombre es frágil, dijo, él a querido obtengamos la gracia para ser verdaderos constructores de su reino, es él Señor Jesús, que interviene, para guiarnos».
Al reflexionar sobre la palabra de Dios de éste día donde se habló de la parábola del sembrador explicó: «La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo y todo aquel que la encuentra vivirá para siempre; siendo el hombre colaborador, cuando el cristiano anuncia el Evangelio, aunque la semilla es sencilla tiene la fuerza de su espíritu y da fruto”.
“Cuando nosotros empleamos ese anuncio para dar vida, no sabemos como , pero se produce el efecto que Dios quiere en el mundo, así se entiende la paz.
Monseñor externo que no se entiende el ser cristiano si no se es , misionero, es decir contemplar todas las fuerzas para ser constructores, no solo con el anuncio sino con las buenas obras”, explicó.
“Nosotros como fieles tenemos que confiar en esa semilla que sembramos, como por ejemplo el padre con su hijo consagra el domingo a Dios, y al orar en su casa está sembrando el reino de Dios en la tierra”, indicó.
“Al repasar los mandamientos, como aquel que dice honrrarás a tu padre y madre ya éstas sembrando la semilla de Dios, o no robarás, semilla que debemos sembrar en casa, el respeto a lo ajeno y a los demás. ahí se tiene un ejemplo, con eso se puede ya perfilar la vida Cristina, pues así se planta el reino de Dios en la tierra”, expuso.
Dijo que hoy que se celebra el Día del Seminario pidió por la vida consagrada, por los padres, párrocos, religiosos y seminaristas.
Evangelio según Marcos 4, 26-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”.
Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.