*Lo más importante para el hombre es purificar su corazón.
*No más echar al culpa y a los demás de lo que uno le pasa, pidió el Papa.
*”La queja envenena, te lleva a la ira, el resentimiento y la tristeza del corazón que cierra las puertas a Dios”, indicó durante el rezo del Ángelus.
Diariosinsecretos.com
Ciudad del Vaticano.- En el rezo del Ángelus dominical, el Papa Francisco, previno del peligro que implica para el cristiano la “religiosidad de la apariencia”.
“Es mostrarse bien por fuera, descuidando purificar el corazón”, precisó el pontífice que agregó: “Siempre existe la tentación de contentar a Dios con alguna devoción externa, pero Jesús no está satisfecho con este culto. No quiere exterioridad, quiere una fe que llegue al corazón”.
“También nosotros – dijo- muchas veces disfrazamos el corazón. A menudo pensamos que el mal proviene principalmente del exterior, del comportamiento de los demás, de quienes piensan mal de nosotros, de la sociedad, ¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, por todo lo que nos pasa!”.
“Pensamos que siempre es culpa de los otros, de la gente, de los que gobiernan, de la mala suerte. Parece que los problemas vienen siempre de afuera. Y pasamos tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a los demás es una pérdida de tiempo. Te enojas, te amargas y mantienes a Dios fuera de tu corazón”.
Consideró que “no se puede ser verdaderamente religioso en la queja. La queja envenena, te lleva a la ira, el resentimiento y la tristeza del corazón que cierra las puertas a Dios”.
El Papa Francisco, hizo referencia al pasaje bíblico de San Marcos, en que se narra cómo los escribas y fariseos se escandalizaron porque los discípulos de Jesús porque comieron los alimentos sin antes realizar las tradicionales abluciones rituales.
Y esos escribas y fariseos piensan para sí, siendo una forma contraria a la práctica religiosa.
El Papa dijo, que para Jesús lo más importante era llevar de nuevo la fe a su centro. “Evitar un peligro, que vale tanto para esos escribas como para nosotros: el de observar las formalidades externas poniendo el corazón de la fe en un segundo plano”.
“Y Jesús dice a la gente, nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda hacerlo impuro. En cambio, es de dentro, del corazón que salen las cosas malas”, refirió el Papa Francisco, quien dio la bendición a los fieles reunidos en la Plaza De San Pedro.