foto especial
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Lidia Maksymowicz, una ciudadana polaca deportada a Auschwitz desde su Bielorrusia natal cuando tenía tres años mostró al papa el número tatuado por los nazis y Papa besó el tatuaje en el brazo.
Maksymowicz dijo a que no habló con el papa. “Nos entendimos con la mirada”, dijo.
Maksymowicz pasó tres años en la zona de niños del campo y fue sujeto de experimentos de Josef Mengele, conocido como el “Ángel de la Muerte”. Liberado el campo, fue acogida por una familia polaca
“Y con sinceridad repito las palabras que pronuncié de corazón en Yad Vashem y que repito frente a toda persona que, como usted, sufrió tanto debido a ello: ‘Perdona, Señor, en nombre de la humanidad’”, dijo el pontífice a Bruck, en una reunión privada.
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