En 1903 el poblano Everardo Rodríguez Arce inventó la máquina tortilladora, que producía 16 mil tortillas por día. Estaba conformada por una cabeza de rodillos laminados y una cadena transportadora que llegaba a un comal.
La primera máquina constó de rodillos laminados que llevaban la masa hasta un comal. El aparato producía tortillas cuadradas. Mucho tiempo después, en 1947, el veracruzano Fausto Celorio creó la primera máquina tortilladora automática, tal como se conoce hoy día.
La historia fue escrita por Víctor Hugo Rodríguez Ibáñez y Hugo Rodríguez Serrano, en base a fuentes orales del poblano Everardo Rodríguez Arce, relatada en 1968 y publicada en la página Puebla Antigua de Facebook. Los hechos fueron los siguientes:
-La época del Relato fue en 1903 en la Hacienda Santa Ana en una Villa llamada Chalchicomula.
-Muchas de las personas aseguran que el inventor lo hace por necesidad, pero este no es mi caso, pues a mí no me gustaba la tortilla.
-Todo comenzó en una fiesta, a las orillas de una Villa llamada Chalchicomula, en la Hacienda de Santa Ana, Puebla, había un banquete con muchos invitados, entre ellos José María Couttolenc, el dueño de esa hacienda.
-Estaba presente don Porfirio Díaz. El platillo típico de esos lugares es la barbacoa en mixiote y a todos se les hacía agua la boca cuando la sirvieron acompañada de guacamole.
-El canasto de tortillas la pusieron enfrente de mí y todos me pedían se las pasara. Alguien se dio cuenta que yo no comía tortillas, creo que fue Luis Rubio, cuñado de don Porfirio y me dijo:
-Oye Everardo tú no comes tortillas, desde hace rato que te veo y no te has comido ninguna ¿a qué te sabe la carne sin tortilla?
-Es que no me gusta, respondí, es que he visto como la hacen y pues la agarran con la mano la masa y luego ni se lavan bien las manos.
-En esos momentos todos discretamente se voltearon a ver a las mujeres que hacían las tortillas y una estaba cambiándole el pañal a su hijo, terminó y continuó haciendo tortillas.
-Todos se quedaron de una pieza, pues les dio asco y les dije que debía de haber una máquina que las hiciera, que no fuera tocada la tortilla por la mano humana solo el que se la iba a comer. Se desataron los comentarios entre todos los presentes.
-Una persona me dijo que eso no es posible no se podría, me volví hacia él y le dije: Es posible, solo el que por el momento no tengo suficiente dinero para hacerla, pues se necesita tiempo para estudiar cómo hacen la masa y qué concentración lleva de cada elemento, pero sería el primer paso, estudiar su elaboración, hasta su molienda es primitiva.
-Eso es imposible no veo un adelanto de tal magnitud, dijeron algunos. Subió de tono la polémica entre los presentes y Luis Rubio comentó lo siguiente:
-Deberíamos de jugar una apuesta entre los que están de acuerdo y los que no están de acuerdo que Everardo pueda inventar esa máquina, yo por mientras estoy de su lado, que si la inventa y pongo una parte de dinero.
-Hubo varios que estaban a favor y también contribuyeron, pero varios que estaban en contra y así que se estableció una apuesta que sería de un peso.
-Fue así que inicié por ver y entender cuáles eran los ingredientes de la masa, el estudio del nixtamal e irlo adaptando para la industrialización. Pasé del estudio de teoría y luego inicié la invención de la máquina.
-Me tomó medio año hacerlo, pero cuando la terminé don Porfirio organizó una fiesta pues los que confiaron en mí no se equivocaron y los que perdieron tuvieron que pagar su peso de apuesta.
Fue así como en una hacienda muy lejana en la Villa de Chalchicomula, en Puebla donde surgió la idea de inventar la maquina tortilladora.
En fin, como escribió Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925-2020), en su Epigrama 1:
Pero en la noche
ves tu arroz
y tus frijoles fritos,
con la cuajada
fresca,
y una tortilla caliente,
o un plátano asado,
lo comes sin guardaespaldas
y tu jícara
de triste
no la prueba
primero un ayudante.
raultorress@hotmail.com
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.