Diariosinsecrétos.com / Por: Angie Bravo
En la actualidad existe una exposición sistemática de la violencia en medios de comunicación (redes sociales, streaming, internet, noticias, tv etc.) robos, violaciones, asesinatos, guerras.
La manera en que se presenta resulta ser atractiva, placentera y espectacular; estos contenidos son hechos para todo tipo de consumidores niños, jóvenes y adultos, el consumo excesivo de este tipo de “entretenimiento” produce un especie de dopamiento e indiferencia ante el sufrimiento ajeno, inclusive provoca que se modifique la conducta y se normalize la violencia en la vida social y familiar.
Se explota el morbo, la curiosidad, el placer creando una nueva realidad paralela, quedando en segundo plano la realidad de la vida cotidiana con sus retos, sus obstáculos, alegrías y tristezas, esta exposición audiovisual se vuelve adictiva y de la indignación se pasa a la complaciencia (Marzano 2010).
Para los adultos y jóvenes se encuentra contenido pornográfico muy violento, noticieros con acontecimientos desastrozosos como guerras, asesinatos, secuestros, robos; novelas, series y películas donde se enseña a la violencia como un medio para alcanzar toda clase de fines, películas snuff que circulan en la red de forma clandestina en donde se asesisan, se cosifican, y torturan a seres humanos por “diversión”, o como estrategia política y militar, tal como lo muestran diferentes vídeos hechos por terroristas Islamistas (Marzano 2010), en plataformas de streaming como Netflix se puede visualizar series sobre la vida de asesinos seriales, que se presentan como seres dignos de admiración personas inteligentes, genios del engaño, que cumplen grandes hazañas para perpretar los crímenes más crueles, documentales y películas de narcotraficantes con vidas de lujo que despiertan la envidia del espectador, apoyando a toda una narco cultura; una forma de belleza basada en el estilo de vida lujoso, derrochador, superficial y materialista de los miembros del crimen organizado y sus familias, que se espectaculariza y permea en el imaginario individual y colectivo, arraigandose cada vez más en los mexicanos.
“Los personajes de los capos, sus familias y sicarios presentan como condición invariable la ostentación del dinero, un exhibicionismo de lo que ganan y gastan gracias a su participación en la industria y que choca en la elaboración del gusto acuñado por las vanguardias y las élites. Frente a la estética del distanciamiento, la del narco es gusto masivo y algo de este silenciamiento e incomprensión se extiende a las novelas cuando se presentan sólo como moda pasajera o gusto Comercial” (Santos, Mejías-Urgelles, 2016, p. 15).
Ahunado a esto los jóvenes y niños también consumen violencia en diferentes plataformas como Youtube, tik-tok, en manera de retos que inclusive han acabado en suicidios. Otros contenidos altamente violentos producidos para el consumo de los niños son los vídeo juegos donde son capaces de matar, violar, robar y destruir sin ningun límite, donde la claridad de bien y mal desaparece y se normalizan conductas altamente noscivas (Marzano 2010).
La violencia se ha espectacularizado en otras épocas y culturas como ejemplo están los eventospresenciados en el famoso coliseo romano, o los actos públicos de castigo por monarcas o instituciones religiosas como la santa inquisición, también los guetos de extermino Nazi, la diferenicia es que ahora se presenta maximizada por el uso de la tecnología.
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