Durante éste sábado 25 de abril y solo hasta las 6:30 pm podrás disfrutar a la ópera a la fabulosa Natalie Dessay interpreta a la cortesana Violetta, junto al tenor Matthew Polenzani como Alfredo y el difunto barítono Dmitri Hvorostovsky como Germont. Fabio Luisi dirige. Una super producción del Metropolitan Opera de Newyork (MET).
Link a sitio oficial del MET para ver la función online:
https://metoperafree.brightcove.services/?videoId=6150401950001
La traviata (título original en italiano, que en español podría traducirse como La extraviada) es una ópera en tres actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Francesco Maria Piave, basado en la novela de Alexandre Dumas (hijo) La dame aux camélias (1852), aunque no directamente sino a través de una adaptación teatral. Titulada en principio Violetta —nombre del personaje principal—, al parecer está basada en la vida de una cortesana parisiense, Alphonsine Plessis.
Piave y Verdi querían seguir a Dumas dándole a la ópera una ambientación contemporánea, pero las autoridades de La Fenice insistieron en que se ambientara en el pasado, «hacia 1700». No fue hasta la década de 1880 que se respetaron los deseos originales del compositor y del libretista y se representaron producciones «realistas».2
Índice
1 Historia
2 Personajes
3 Argumento
3.1 Acto I
3.2 Acto II
3.3 Acto III
4 La música
5 Instrumentación
6 Grabaciones
7 Película y otras versiones
8 Referencias
9 Enlaces externos
Historia
Se estrenó, sin éxito, en el teatro La Fenice de Venecia el 6 de marzo de 1853. El público se burló de la representación varias veces, y dirigió sus burlas a la soprano Fanny Salvini-Donatelli, que interpretaba a Violetta. Salvini-Donatelli, aunque una cantante aclamada, fue considerada demasiado vieja (a los 38), y además tenía sobrepeso, de manera que no encajaba con el papel dramático de Violetta Valéry, quien muere de tuberculosis. Verdi había intentado convencer al gerente de La Fenice para dar el papel a una mujer joven, pero no lo consiguió. A pesar de todo, el primer acto encontró el aplauso al final; en el segundo, sin embargo, el público empezó a volverse en contra de la representación, especialmente después de cantar el barítono (Felice Varesi) y el tenor (Lodovico Graziani). Al final de la ópera, el público rio a carcajadas en vez de apreciar el final trágico. Un día después, Verdi escribió a su amigo Muzio (quizás, ahora, su carta más famosa): «La traviata, anoche un fracaso. ¿Fallo mío o de los cantantes? El tiempo lo dirá».3
Después de algunas revisiones entre 1853 y mayo de 1854, que afectaron principalmente los actos II y III, la ópera se representó de nuevo en Venecia, esta vez en el Teatro San Benedetto. Esta representación fue un éxito de crítica, en gran medida debido al retrato de Violetta hecho por Maria Spezia-Aldighieri. Más tarde, se estrenó en Madrid, en el Teatro Real el 1 de febrero de 1855 (Spezia tuvo el papel titular), y en Barcelona el 25 de octubre del mismo año, en el Gran Teatro del Liceo. El 24 de mayo de 1856, se presentó la versión revisada en Her Majesty’s Theatre, en Londres, y le siguió el 3 de diciembre de aquel año su estreno en Nueva York.
Desde entonces su popularidad ha sido constante y se ha mantenido en el repertorio hasta la actualidad. La traviata sigue siendo muy importante dentro del repertorio operístico estándar, y aparece como la número uno en la lista elaborada por Operabase de las óperas más representadas en todo el mundo en las temporadas 2007/2008 y 2011/2012,4 la primera de Italia y de Verdi.
Con La traviata, Verdi alcanzó un estilo maduro, con mayor hondura en la descripción de los personajes, mayor solidez en las construcciones dramáticas, y una orquesta más importante y rica.
Es una obra atípica dentro de la producción de Verdi, por su carácter realista. No refiere grandes hechos históricos como Nabucco, ni está basada en tragedias como Macbeth, sino que es un drama psicológico de carácter intimista. Fue la primera ópera en la que los actores usaron trajes contemporáneos de la época (esmoquin y vestidos largos de dama, a la usanza francesa o inglesa), ya que hasta ese momento las óperas siempre usaban trajes históricos, correspondientes a siglos pasados o a otras civilizaciones (como ocurrió con Aida, en la que se usaron ropas del antiguo Egipto; Nabucco, del antiguo Israel, o Rigoletto, que evocaba la Italia del norte del siglo XVI).
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.