SIN LÍMITES
Por Raúl Torres Salmerón
*La FROC gobernó Puebla Capital; fue la única ocasión
La política obrera en 1929 del Presidente de la República Emilio Portes Gil y las diferentes concepciones sobre política sindical en el interior de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) hicieron que esta se dividiera y en poco tiempo su ascendiente sobre los trabajadores se fue perdiendo.
Otras fuerzas iban haciendo acto de presencia como La Sindicalista y la Confederación Sindicalista de Obreros y Campesinos del Estado de Puebla (CSOC), quien tuvo entre sus dirigentes a Leobardo Coca Cabrera. Filomeno Escamilla. Manuel Rivera, Blas Chumacero y Francisco Márquez.
Benjamín H. Caballero, Sabino H. Cuellar y Francisco Márquez, miembros de la CSOC, fueron de los fundadores de la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), antecedente inmediato de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Por acuerdo de la CGOCM, la CSOC se convirtió en una federación, que se llamó Federación Regional de Obreros y Campesinos (FROC).
La FROC nació en buenos tiempos, los años de movilización de las masas trabajadoras, en los cuales el General Lázaro Cárdenas, Presidente de 1934 a 1940, señalaría que los trabajadores podían ocupar cargos de representación popular pero también aclararía que esto no significaba que tomaran el poder político.
La FROC recogió toda la herencia de las movilizaciones de trabajadores poblanos, de sus luchas por el salario, de sus querellas con la Junta de Conciliación y Arbitraje, de sus aspiraciones y deseos por un Puebla mejor.
Además la FROC se distinguió en esos años por su lucha por mejores salarios de sus agremiados y por las luchas político electorales, pues contendió por el Municipio de Puebla, por diputaciones locales y federales, por una Senaduría de la República y por el Gobierno del Estado.
La lucha más importante fue la de 1935 que culminó con la huelga general, donde manifestó un alto grado de organización y de fuerza política. En Puebla fue importante, porque fue el segundo Municipio ganado, el primero fue en Veracruz. Perdieron la gubernatura, pero esa es otra historia.
En la competencia por el Ayuntamiento, que en esa época tenía duración de un año, hubo dos planillas.
LA PLANILLA OBRERA
La primera, encabezada por el Mayor de Artillería Raúl de Alba y apoyada por los obreros de las fábricas de San Juan Amandi, La Esperanza y Similares del Barrio El Alto, por el Gobernador José Mijares Palencia y por el Jefe de la Zona Militar, Maximino Ávila Camacho.
La otra planilla estuvo encabezada por Filomeno Escamilla, hilandero. Estaba formada por las siguientes personas: Ricardo Pérez Bueno, linotipista; Ruperto E. Gutiérrez, filarmónico; Prisciliano González, ferrocarrilero; Fernando Izaquira, empleado de comercio; Antonio González, bonetero; José V. Rivera y Tránsito Caso, hilanderos; Pedro Guerrero, chofer; Rafael M. Gutiérrez, operario de cementos; Eudoxio Benítez, mecánico.
Los Suplentes fueron: Miguel González, panadero; Francisco Montiel, periodista; Fernando Trujeque, establero; Andrés Méndez, alfarero; Miguel D. Enríquez, agente de ventas; Araceli Yañiz, escritora; Juan Díaz Martínez, locatario; Israel Osorio, zapatero; Manuel Galindo, cantero; Antonio Rendón Luna, sastre y Carlos Pérez Salazar, pailero.
Esta planilla fue apoyada por la FROC y por su brazo electoral que se llamó Alianza Revolucionaria de Obreros y Campesinos del Estado.
El principal obstáculo a la planilla obrera fue la del gobernador Mijares Palencia. Su preferencia por un sindicalismo, como el que representaba la CROM, era manifiesta. También el Ministerio Público fue parcial. Contadas veces atendió las solicitudes de la FROC en el sentido de esclarecer hechos violentos contra sus agremiados. Empero, a la CROM la exoneró de muchas acusaciones en su contra.
Además, a la planilla obrera se le acusaba de inconstitucional porque incluía a una mujer, a sabiendas de que las mexicanas, en esos años no tenían derechos políticos. Sin embargo, la Ley Electoral del Estado de Puebla sí otorgaba ese derecho político a la mujer.
También a la planilla de trabajadores se le acusaba de estar apoyada por una federación de trabajadores y además, de que hiciera política. Paradójicamente, quien lanzaba esta acusación era una organización obrera, la CROM, quien hizo política y participó en las luchas electorales.
Pero la campaña contra la FROC arreció sobre ese tema. Un periódico local, Diario de Puebla, señalaba que la política era muy ajena al sindicato y reconocía, por otra parte, que todos deberían hacer política, sólo que como ciudadanos libres y no como borregos que siguiendo los consejos de un líder pretendía uncir el conjunto al carro personal de sus ambiciones.
Finalmente, el periódico reiteraba que los sindicatos no deberían hacer política, que no eran esos los fines del sindicato, ni estaban organizados para eso, pues de hacerlo así pasaban de ser agrupación obrerista a ser partidos políticos.
FALSAS ACUSACIONES
Las acusaciones no tenían fundamento. Los trabajadores poblanos no hicieron de su organización sindical un partido político, para fines electorales crearon la Alianza Revolucionaria de Obreros y Campesinos del Estado y reconocían, por otra parte, al Partido Nacional Revolucionario como su partido político.
Por último, los cromistas acusaron a Filomeno Escamilla de querer para el Municipio de Puebla el comunismo, pues según esa organización obrera, Escamilla actuaba conforme a la propaganda de la Rusia Soviética y la del grupo de Vicente Lombardo Toledano. Por todos esos peligros en que podía caer la sociedad poblana, la CROM llamó a sus afiliados y simpatizantes para realizar un paro de protesta contra los frocquistas que se han manifestado abiertamente comunistas.
Hubo violencia física, fue quizá una de las campañas más sangrientas, los periódicos locales registraron en esas fechas un sinnúmero de muertos heridos y desaparecidos por razones electorales. Tal era el ambiente próximo a las elecciones municipales, que duró hasta después de pasados los plebiscitos para gobernador.
Una situación agravó más el panorama político. A Filomeno Escamilla, candidato a Primer Regidor del Ayuntamiento de Puebla, se le imputó el cargo de homicida y sus adversarios políticos lo aprovecharon. Gonzalo Bautista, Diputado Federal por Puebla, pidió, junto con otros, a la Cámara Local el desafuero de Escamilla, pues el candidato de los trabajadores era Diputado Local y la solicitud pronto fue atendida.
Ante la situación, la FROC celebró un consejo extraordinario en donde acordó dirigir un memorándum al Presidente de la República con los siguientes puntos resolutivos: 1) Acusa a los Tres Poderes del Estado de Puebla de luchar contra la planilla encabezada por Escamilla. 2) Facultar la FROC y a su Secretario General para que en caso de que Escamilla fuera desaforado decretara un paro de cuatro horas en todo el Estado en señal de protesta, por considerar que se trata de un atropello a la planilla obrera que respalda la Federación. 3) Los trabajadores le dijeron al Presidente Cárdenas ellos participaban en la lucha electoral porque Cárdenas había reiterado, los obreros y campesinos debían tomar la dirección y la administración de los puestos de elección popular y sólo pedían el cumplimiento de la promesa presidencial.
Los resultados de las elecciones no fueron tan adversos para la planilla obrera. El decreto del gobernador José Mijares Palencia, de 19 de diciembre de 1935, señalaba que la planilla encabezada por Escamilla había obtenido la mayoría absoluta de sufragios y se asentaba que el 6 de diciembre de ese año el Juez Primero de lo Criminal comprobó la responsabilidad de Escamilla en el asesinato del obrero Salvador Muñoz.
Por ello, el Gobernador decretó nula la elección del 24 de noviembre del año en curso en favor de Filomeno Escamilla, como Regidor Propietario del Ayuntamiento Constitucional que funcionará durante el ejercicio de 1936 en el Municipio de Puebla. El resto de la planilla no sufrió ninguna alteración. En lugar de Escamilla quedó Ruperto Gutiérrez.
TOMA DE POSESIÓN
En sesión extraordinaria de toma de posesión del Ayuntamiento de la Ciudad de Puebla, el 15 de febrero de 1936, Benjamín García, representante del Ayuntamiento de la Ciudad de Veracruz, e integrada también por obreros, hizo uso de la palabra y dijo que quería señalar a los integrantes del Ayuntamiento poblano que la planilla obrera veracruzana tuvo, como la de Puebla, que luchar contra los mismos elementos, pero eso, ahora, no tenía importancia, lo destacable era la gran responsabilidad de dirigir y administrar los intereses de la ciudad.
La causa de los trabajadores estaba perdida, los dirigentes de la FROC, Leobardo Coca Cabrera y Filomeno Escamilla fueron asesinados. El primero acribillado a balazos; el segundo, desaparecido, pero según el testimonio de Miguel Ángel Velasco, fue triturado en un molino.
Hay un testimonio de la viuda de Escamilla, quien fue a ver al Gobernador Maximino Ávila Camacho y le reclamó por la vida de su esposo. El mandatario contestó, de unaa manera que no necesita comentarios: Lo hecho está y está bien hecho.
Así fue la historia de la única administración totalmente obrera del Ayuntamiento del Municipio de Puebla, hace ya 85 años.
Esta historia la escribió Alberto Enríquez Perea, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, con el título Las Luchas Político-Electorales de los Trabajadores Poblanos en 1935-1936, en la Revista Estudios Políticos de la UNAM publicado en 1987.
En fin, como escribió Jorge Debravo (Costa Rica, 1938-1967), en su poema Esta Canción Amarga:
Sufro tanto que a veces ni siquiera
sé si sufro por mí o por el obrero.
El sufrimiento nace, simplemente.
Es como un árbol ciego.
raultorress@hotmail.com