San Calixto
Gálatas 5, 18-25: “Los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones”
Salmo 1: “Dichoso quien confía en el Señor”
San Lucas 11, 42-46: “¡Ay de ustedes, fariseos! ¡Ay de ustedes también, doctores de la ley!”
El reclamo que hace el doctor de la ley parece muy justo por las graves acusaciones que está dirigiendo Jesús contra los fariseos. Pero este mismo reclamo nos viene a iluminar hasta qué punto se había perdido el verdadero sentido de la ley. No es que los escribas, fariseos y doctores de la ley no supieran al dedillo los preceptos que había dado Yavé en el Antiguo Testamento, es que los habían desvirtuado de tal forma que ahora se podía vivir en el egoísmo, en la injusticia y “aparentar” vivir conforme a la ley. Es grave que una persona mienta, es grave que una persona robe, pero mucho más grave es que para cometer estos delitos se escude en el cumplimiento de la ley y aparente que está siendo justo. Esto ha sucedido en todos los tiempos. Si examinamos las cárceles están llenas no tanto de los criminales más peligrosos, sino de quienes no tuvieron el dinero suficiente para comprar la ley, o que no supieron hacerse de amistades para disfrazar sus fraudes. Esto es lo grave: se aparenta pero no se cumple. Jesús en ningún momento está criticando ni intenta destruir la Torá que había sido dada como una enseñanza para el pueblo que debería parecerse a su Dios creador y liberador. Lo que sí critica fuertemente Jesús es la hipocresía y manipulación de la ley, que se disfraza con un cumplimiento rigorista de las leyes secundarias y se escuda para violar los mandamientos fundamentales de amar a Dios y al prójimo. Las “maldiciones” que profiere Jesús tienen este sentido de dolor y acusación ante quienes están deformando la ley que les dio Moisés y que son capaces de dar diezmos secundarios pero que se olvidan de la justicia, del amor al otro, de la compasión por quien sufre y de poner su vida delante de Dios. ¿Y nosotros? ¿También le reclamamos a Jesús porque al hablar así nos ofende? ¿Qué tan coherentes y honrados somos? ¿No es cierto que a veces nos fijamos en las cosas secundarias y no nos fijamos en el amor a Dios y en el amor al prójimo?
Tomado de la CEM
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.