*“Uno solo es mi deseo: que sean felices en el tiempo y en la eternidad”, decía Don Bosco
La Iglesia Católica está de fiesta, pero en especial la Comunidad Salesiana con presencia en 130 países. Hoy se festeja a San Juan Bosco, que entregó a su vida a servir a Dios a través de la atención material y espiritual de los niños y jóvenes.
«Confesión, comunión frecuente y misa diaria, fueron pilares que sostuvieron. La obra que impulsó este hombre siervo de Dios.
Más conocido en el mundo como Don Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Becchi, un pequeño pueblo del Piamonte, hijo de Francisco y de Margarita.
Perdió a su padre cuando tenía dos años y Margarita tuvo que hacerse cargo de él y de sus dos hermanos. Luego de trabajar como pastor para ayudar a su familia, Juan ingresó al seminario de Chieri y en 1841 el arzobispo Franzoni de Turín lo ordenó sacerdote.
“Uno solo es mi deseo: que sean felices en el tiempo y en la eternidad”, fue su pensamiento y se entregó de lleno a socorrer en lo material y espiritual a todo pequeño o joven que conocía través de darle alojamiento a los abandonados y maltratados por la sociedad, fundando oratorios y talleres de oficios. Murió en la madrugada del 31 de enero de 1888. El papa Pío X lo declaró santo en 1934.
Don Bosco, rodeado de niños, jóvenes y sacerdotes
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.