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Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador anda “pidiendo perdón” a grupos sociales mexicanos (Mayas y Yaquis) y extranjeros (caso de un grupo de chinos fusilados en Torreón, en 1911 –cuyo país nunca lo solicitó formalmente—debido a diversos y agravantes perdidos en el tiempo) los aumentos desproporcionados de precios de alimentos básicos han cundido en el país. Ya que en esas anda, debería exigirle a los estounidenses el 50 por ciento del territorio que nos arrebataron en el año de 1846, pero no, a los gringos no los toca ni con el pétalo de una rosa.
El comercio organizado con la anuencia del gobierno, “hace de las suyas” aprovechando la confusión de las próximas elecciones y la revoltura de temas que salen en cada “conferencia mañanera” y que solo sirven para seguir engañando al “pueblo sabio”, junto con la diversidad de información relacionada con “la llegada a México de nuevos cargamentos de vacunas”; “avance de 12 millones de adultos mayores inoculados”; “que pronto se abrirán las puertas de las escuelas para clases presenciales”, etc., los precios de los alimentos aumentan de manera inexorable. La Secretaría de Economía y la Profeco, impasibles, se hacen de la vista gorda.
La inflación empobrece cada vez más a los pobres. Alimentos básicos para la clase popular, como las tortillas, frijol, hortalizas, huevo, pollo y leche, en los últimos tres meses han aumentado en forma criminal sus precios. En su ingesta alimentaria, los mexicanos con menores ingresos han bajado a límites de hambre, sin que las dependencias gubernamentales “muevan un dedo”. Los elevados precios del mercado, son inaccesibles para los de menores ingresos.
En el tema de la salud, la pandemia del SARS-CoV-2 se convirtió en el argumento favorito del gobierno para desatender las demás enfermedades endémicas de la población mexicana de bajos recursos, como cáncer en infantes y adultos, males relacionados con el corazón, hígado, páncreas o riñones. Todo ello, sin la posibilidad de conseguir medicamentos y sin que las instituciones como son el IMSS y el ISSSTE asuman la responsabilidad de atender a la gente pobre.
Tal parece que el Instituto de Salud para el Bienestar, INSABI, creado hace apenas un año, exprofeso para atender a mexicanos que no disfrutan de otros servicios médicos institucionales, como IMSS e ISSSTE, no cumple con su misión. Nadie sabe, nadie supo. Ahora extrañan millones de mexicanos los servicios del Seguro Popular, que había dado excelentes resultados para gente con bajos recursos.
De vuelta al tema económico, la inflación anual se mantiene al alza por quinto mes consecutivo en este 2021, impulsada por incrementos a gasolinas y gas LP.
Es de señalar que los alimentos de mayor consumo muestran incrementos muy por arriba del índice inflacionario. Destaca la carne de pollo, con un incremento del 15.2 por ciento; la leche pasteurizada, con 7.5 por ciento, carne de res, con el 7.5 por ciento, y la tortilla, cuyo precio al consumidor se ubica actualmente en 16 a 18 pesos el kilogramo. En el mes de abril del presente año, el huevo también se cotiza a un precio elevado. De 30 pesos el kilogramo hace escasos dos meses, en la actualidad se vende a un promedio de 35 pesos el kilogramo.
En el caso del agua potable embotellada, que ha pasado de ser un producto suntuario para los consumidores en general, se ha convertido en un producto indispensable. Cada vez aumenta su consumo y día con día se cotiza más cara. Un garrafón de 20 litros cuesta 40 pesos. Se comercializa en todas las tiendas de autoservicio y algunas empresas transnacionales, la reparten en todas las colonias. Las marcas cada vez son más conocidas: Bonafont/Danone, Ciel/Coca Cola, y E-Pura/Pepsi Cola. El envase se cobra aparte.
Es de señalar que México es el quinto país del mundo en el mercado del agua embotellada. La empresa Danone, de Francia, y las señaladas Coca Cola y Pepsi Cola, de Estados Unidos, acaparan el 82 por ciento del comercio de agua potable envasada en México, con un valor en el mercado mexicano que supera los 15 mil millones de dólares. Todo un robo para la población mexicana.
Con información de Pascacio Taboada Cortina/Jorge Martínez Cedillo