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El tramo 5 sur, que correrá de Playa del Carmen a Tulum, en Quintana Roo, tiene una extensión de 67.7 kilómetros y su construcción esta divida en tres subtramos.
Este es uno de los trazos que más dolores de cabeza ha generado al gobierno federal, pues diversas organizaciones ambientalistas se han opuesto a la construcción del tren debido a la devastación del medio ambiente y el riesgo que corren los ríos subterráneos, cenotes y cuevas por el impacto de la construcción.
De acuerdo con datos del , los siete tramos de esta obra, de alrededor de 1,554 kilómetros de extensión en total y que correrá por Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas, ha enfrentado la oposición a través de más de 50 amparos.
El primer subtramo del tramo 5 sur, que abarca de Tulum a Akumal, está a cargo de la empresa Mota-Engil, que explicó que para sortear el terreno, la estructura ferroviaria será mixta, pues habrá tres viaductos y tres terraplenes. Esta opción de construcción permitirá que el suelo tenga una elevada permeabilidad generando un menor impacto al entorno natural.
“Esta solución mixta permite una interacción absolutamente nula con el entorno geofísico que existe en el contexto del tramo en términos de suelo. La estructura total está constituida por trabes desde 7.5 metros así como seis trabes por cada módulo de esa misma de 7.5 metros”, comentó Joao Perreira, director Ejecutivo de Mota-Engil Latinoamérica.
En 2012, la Garra del Jaguar, una cueva subterránea de 47 kilómetros de extensión fue descubierta en las entrañas de la selva de Paamul. De acuerdo con investigadores y protectores del medio ambiente, en este lugar habita el jaguar, además de diversos tipos de murciégalos y mamíferos.
Justo arriba de este sistema de carvernas y ríos subterráneos correrá el puente atirantado “Garra del Jaguar”, el cual construye Grupo Indi y que tendrá 266 metros de longitud, librará el aérea natural de 124 metros y forma parte del segundo subtramo de este proyecto, que consta de 20.7 kilómetros.
“Significa la protección de ríos subterráneos de cuevas, cenotes y se está librando, se está protegiendo de verdad, no de manera demagógica, el medio ambiente. Por aquí cerca estaban unos que se oponían al Tren Maya y destruyeron todo, hicieron ríos subterráneos artificiales, como es el caso de Calica, no sólo se dedicaron a sacar material, a crear bancos para llevarse grava a Estados Unidos, sino que tienen hasta sitios arqueológicos”, expuso López Obrador en una supervisión realizada en enero pasado al lugar de la construcción.
Según mapeos realizados por la asociación El Gran Acuífero Maya, tan sólo en Tulum existen al menos 2,000 kilómetros de pasajes subterráneos inundados con terreno kárstico.
La Península de Yucatán se caracteriza por tener un suelo con estas condiciones, es decir, este tipo de terreno se constituye fundamentalmente por rocas compactas como la caliza, dolomía y yeso, entre otros minerales solubles en agua, lo cual lo hace inestable, con movimiento.
Entre Playa del Carmen y Tulum se tiene el registro de cuando menos unos 1,600 kilómetros de cuevas inundadas y aunque no se tiene una relación precisa de los cenotes, El Gran Acuífero Maya estima que puede haber más de 10,000 solo en Quintana Roo y Yucatán.
A su vez, la organización ambiental Cenotes Urbanos ha cuestionado la construcción del tramo 5 sur del Tren Maya al advertir que la poca profundidad y el sistema cavernoso de la zona propiciará el colapso de la infraestructura ferroviaria.