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Mónica Muñoz
Aunque muchos no lo crean, estamos en este mundo para ganar el cielo. Hay quien cree que ya no tiene que hacer nada, sin embargo, hay que luchar para ser santo
Estamos habituados a vivir todos los días dentro de una rutina que, cuando se ve interrumpida, genera gran caos en nuestra estructura cotidiana, por eso es natural que no tengamos tiempo de pensar que estamos en el mundo para ganar el cielo y, cada uno, ser santo.
Pero dentro de su plan de infinito amor hacia nosotros, Dios siempre nos ha querido con Él y para Él. Por eso, nuestro Señor Jesucristo nos dicen qué hacer para ser santos:
1 ORAR AL PADRE
“Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan” (Mt 6, 6-8).
2 HACER LA VOLUNTAD DE DIOS
No basta con creer, esa suposición lo único que deja es una actitud acomodaticia que no nos permite deshacernos de nuestra soberbia y de los defectos que nos alejan de Dios. Jesús fue claro:
“No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mt 7, 21).
3 SER UNO CON LOS HERMANOS
La unidad es signo del amor entre los cristianos. No es fácil querer a todos, por eso Jesús oró para que los que Él enviaba comprendieran la importancia de su testimonio ante el mundo:
“Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno” (Jn 17, 21-22).
4 PERDONAR SIEMPRE
Un cristiano debe perdonar siempre. El mundo insiste en que es primero el amor propio y después lo demás, pero esa no es la enseñanza de Cristo:
“Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas. (Pero si no perdonan, tampoco el Padre que está en el cielo los perdonará a ustedes)” (Mc 11, 25-26).
5 AYUDAR SIN ANUNCIARLO
En la era de las redes sociales inmediatas, todos se enteran rápidamente del bien que hacemos, recibiendo con ello aplausos y reconocimiento. Hay que tener cuidado porque pudiera ser nuestra única recompensa:
“Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt 6, 1-4).