José Antonio Cuéllar / Libre Expresión
La sociedad poblana ha vivido en los últimos tiempos con un clima de violencia, no solo la ejercida por la delincuencia con asaltos a comercios, casas habitación, transporte público, atracos en vía pública, secuestros, o violencia de género, y hasta asesinatos, sino además la violencia contra los poblanos derivada de la lucha política y electoral.
En 2018 hubo elecciones, y hubo gran confrontación entre los candidatos y partidos políticos, creando un clima de violencia. Y continuó la violencia porque la elección se judicializó, Los ataques verbales siguieron, y el más satanizado fue Miguel Barbosa. Para colmo de males falleció la gobernadora Martha Erika Alonso; y su esposo el senador Rafael Moreno Valle, en fatídico accidente.
Se designó como gobernador interino a Guillermo Pacheco Pulido, un priista que en los últimos tiempos ha estado más cargado a la causa del presidente Andrés Manuel López Obrador, con su Cuarta Transformación. Pacheco, integró un gabinete pintadito de Morena, PT, PRI, y hasta de Marinistas y Morenovallistas, pero nada de azul, si nada de PAN.
Pacheco Pulido se ha mantenido con perfil bajo, para no entrar en conflicto con nadie. Diría que ha abonado a generar un clima de tranquilidad.
Otro momento de violencia la generaron los políticos aglutinados en MORENA para definir al candidato al gobierno del Estado.
El candidato se definió por encuesta, pero el senador Alejandro Armenta, judicializó el proceso y llevó el caso a los tribunales, y el pleito dividió a la clase política de MORENA, y sus aliados. El Congreso del Estado, sufrió los efectos. Entre los diputados y diputadas se dio la confrontación verbal, y hasta hubo persecución.
Los ataques alcanzaron al secretario general de Gobierno Fernando Manzanilla, exigiendo su renuncia, acusándolo de tener metidas las manos en el proceso interno de MORENA.
Fue hasta que Miguel Barbosa Huerta, decidió poner orden al interior de MORENA; a final de cuentas Alejandro Armenta Mier, se disciplinó.
Miguel Barbosa, en esta nueva etapa como político, propuso a la clase política la reconciliación, y a su vez lanzó a la sociedad poblana, lo mismo, promover la paz y reconciliación, como forma de trabajar por el bien de Puebla.
Propuso una Puebla más segura, se apostó por las propuestas. Considera que los poblanos podemos aspirar a ser felices, pero no sin antes terminar con corrupción e impunidad, de la que los poblanos estamos cansados.
Mientras tanto el candidato Enrique Cárdenas Sánchez, empezó su búsqueda por la gubernatura con un buen propósito, servir a Puebla, pero conforme ha avanzado la campaña terminó supeditado a los intereses de los partidos políticos PAN-PRD- Movimiento Ciudadano- entrando a una guerra de violencia verbal, en su desesperación por no levantar en las preferencias electorales.
Nada más erróneo apostarse por un discurso de violencia, cuando los poblanos lo que piden es paz, no más violencia.
En los hechos, Enrique Cárdenas, dijo que era un candidato de propuestas, que fue haciendo a un lado. De buenas a primeras, tocó los tambores de guerra, y las propuestas pasaron a segundo plano. Empezó con un discurso de confrontación y de descalificación, mal asesorado por los “gurús” del marketing político.
Hoy, se aprecia a un Enrique Cárdenas, mal y de malas. Solo sonríe cuando posa para las cámaras de televisión y fotográficas, pero en el discurso deja mucho que desear.
El que se ha comportado como un caballero, es el candidato del PRI Alberto Jiménez Merino, que no ha recurrido al discurso de violencia, a pesar de que hoy la marca de su partido y de algunos políticos incidan negativamente en su campaña.
Merino, llega a las comunidades, y como el mismo se ha denominado el candidato de a pie, llega con propuestas y proyectos, y se aprecia a un candidato siempre con la esperanza de que Puebla puede iniciar una nueva etapa, sin rencores.
La violencia debe ser desterrada de nuestra sociedad, y los partidos políticos y candidatos deben abonar para que los ciudadanos vivamos en un clima de paz y tranquilidad.
La violencia divide, aniquila a una sociedad, mientras que la reconciliación y la paz genera confianza, solidaridad, buenos propósitos en busca de oportunidades, desarrollo y progreso.
Los poblanos, necesitan con urgencia un candidato que tenga como meta ser gobernador de tiempo completo, que no se distraiga con compromisos empresariales o de investigación, que no se deje presionar por los intereses de partidos políticos, que no se la pase acusando o echándole la culpa a los otros, sino que comprenda que la sociedad espera propuestas y sobre todo paz, no violencia.
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