*En aguas sulfurosas de Teapa, los topotes las agitan como los aficionados al fútbol
En los estanques sulfurosos del Estado de Tabasco, México, vive un pequeño y resbaladizo pez plateado, el topote de Teapa, Poecilia Sulphuraria es su nombre científico. Las olas producidas por cientos de miles de esos pequeños peces, evitan ser atacados por aves depredadoras.
Estas ondas pueden funcionar como una señal de los peces a las aves que dice: Sabemos que estás allí, no pierdas el tiempo atacándonos.
Este movimiento se asemeja a las olas que realizan con los brazos los aficionados en los estadios de futbol, que comenzaron en la Copa Mundial de la FIFA de 1986 en México y que fueron bautizadas como olas mexicanas, asegura la agencia Europa Press.
Los peces realizan estas olas una y otra vez, a veces hasta por dos minutos. El movimiento ondulatorio influye en el comportamiento de las aves que cazan los peces, ya sea que retrasan su ataque o tienen menos éxito.
El descubrimiento lo hicieron investigadores del Leibniz Institute of Freshwater Ecology and Inland Fisheries, en español Instituto Leibniz de Ecología de Agua Dulce y Pesca Interior en Berlín, Alemania
Los peces son presa de una variedad de predadores alados, entre ellos garcetas, los martín pescadores y los bienteveos o kikadees. Cuando los pájaros se lanzan al ataque, los peces se arremolinan y se muestran.
Según el diario The New York Times, el mensaje de los peces parece estar destinado a los depredadores de la costa y en la revista Current Biology, mencionan que es un aviso a las aves: Te vemos. Estamos vigilando. No intentes nada raro.
Los topotes de Teapa parecen ser uno de los raros casos en los que se pueden descifrar los beneficios de un comportamiento sincronizado. Queda mucho por aprender en las piscinas de azufre de Tabasco.
Los peces pasan gran parte de su tiempo cerca de la superficie del agua para respirar, momento que aprovechan muchas especies de aves para atacarlos. Los topotes que miden cerca de dos centímetros, forman grandes cardúmenes y cuando un pájaro se acerca o ataca, reaccionan colectivamente zambulléndose de manera escalonada, cada pez tocando la superficie del agua con su cola.
Los investigadores encontraron que cuantas más olas hacían los peces, más tiempo esperaban los martín pescadores para atacar de nuevo. A veces, las aves incluso abandonaban el lugar antes de realizar su siguiente ataque, indica Carolina Doran, una de las autoras principales de este estudio.
Los ataques del bienteveo hacen que los peces solo produzcan una sola ola y esto permite que las aves repitan sus ataques una y otra vez, con una frecuencia muy alta.
El Portal Vertebrados, Vida y Costumbres, reporta que el topote fue descubierto en 1948 por José Álvarez del Villar, se trata de un pececillo con región dorsal y mitad superior de los flancos, oscura; región ventral y mitad inferior de los flancos, plateada. Alcanza una longitud máxima aproximada de 5 centímetros.
Esta especie tiene el rango de distribución más restringido que cualquier otra especie en México, se limita a los Baños del Azufre, a 12 kilómetros al oeste de Teapa, Tabasco, en la Cuenca del Río Grijalva.
El topote del Teapa aparentemente ha desarrollado la capacidad de tolerar las condiciones tóxicas, el mecanismo de adaptación al entorno se da a través de un puñado de genes que permiten metabolizar el ácido sulfhídrico y así puede vivir en aguas que para otros son tóxicas. Se alimenta principalmente de algas filamentosas que es la única vegetación que puede crecer dentro de su hábitat.
Puede verse un video de cómo hacen la ola con este link: https://www.nytimes.com/es/2021/12/22/espanol/tabasco-peces-azufre.html
En fin, como dice la canción popular la San Marqueña de Agustín Ramírez:
Allá en el mar, donde estuvimos
dentro del agua cerca de un mes,
había unos peces tan chiquitos
como la punta de un alfiler.
raultorress@hotmail.com