Ciudad del Vaticano.- Tras el encarcelamiento del obispo de Nicaragua, Rolando Álvarez, sentenciado a 26 años y 4 meses, por el régimen comunista del dictador Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo – perseguidores de los ministros de culto, religiosas y fieles católicos-, el Papa Francisco oró y pidió “la intercesión de la Virgen María para abrir los corazones de los responsables políticos para la búsqueda de la paz”.
Al finalizar la oración del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco, no ocultó el dolor y aflicción que le representa el encarcelamiento del obispo Rolando Álvarez, y la deportación de 222 personas -sacerdotes, religiosos y laicos-. “Me han dolido no poco.No puedo no recordar con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien tanto quiero, condenado a 26 años de cárcel, y también a las personas que han sido deportadas a los Estados Unidos”.
El Sumo Pontífice pidió al mundo católico orar por quienes sufren las consecuencias de los terremotos de Turquía y Siria, y por la martirizada Ucrania, “y el Señor abra caminos de paz y de a los responsables el coraje para recorrerlos”.
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