Libre Expresión / J. Antonio Cuellar M.
La llegada del General Vicente Javier Mandujano, como coordinador estatal de la Guardia Nacional en Puebla, y la de Santos Gerardo Soto, como comandante de la XXV Zona Militar, vendrán a fortalecer el trabajo de la lucha contra la delincuencia, y podríamos estar viendo en corto plazo a una Puebla segura, tal como fue el compromiso del candidato y hoy gobernador Alejandro Armenta.
En octubre del 2024 con el inicio de los nuevos gobiernos municipales, empezó un proceso de renovación de mandos policiales, y en algunos se dio el arribo de militares.
En Puebla capital llegó Fernando Rosales Solís – abogado, notario y ex Coordinador General en la Subprocuraduría Especializada en Investigación en Delincuencia Organizada de la extinta Procuraduría General de la República-.
Luego se dio el nombramiento del Vicealmirante Francisco Sánchez González, como secretario Estatal de Seguridad Ciudadana, y luego vino el cambio de la Secretaría de Seguridad Estatal, y los mandos de la XXV zona Militar y de la Guardia Nacional en Puebla, como parte de la estrategia nacional de respaldar los esfuerzos del gobernador Alejandro Armenta, directamente de la presidenta Claudia Sheinbaum, a través de Omar García Harfuch, secretario de seguridad nacional.
El tema de seguridad es una prioridad en la agenda pública. Y no es para menos, porque en Puebla, como en gran parte del país, la inseguridad es una herida abierta que sangra todos los días.
Es positivo ver qué se están asignando líderes con experiencia para fortalecer la estrategia de seguridad. El General Mandujano, cuenta con amplia trayectoria en el Ejército Mexicano, ha participado en operativos estratégicos y su experiencia en temas de seguridad nacional lo colocan como un perfil que genera confianza.
En la XXV Zona Militar, Santos Gerardo Soto, sumará a las acciones del Vicealmirante Francisco Sánchez y Javier Mandujano, vamos están en la misma sintonía, al igual que los jefes en los mandos policiales de municipios
El camino de la seguridad en Puebla tiene que ser seguro, transparente y eficaz, para evitar decepciones.
La percepción de inseguridad en la Ciudad de Puebla, donde se concentra el mayor número de delitos del estado, supera el 74%, cifra que no solo es alarmante, sino que refleja una cruda realidad, los poblanos sienten que viven en un lugar inseguro. Y cuando la gente siente miedo, algo está fallando.
Los esfuerzos del gobernador Alejandro Armenta han estado enfocados en fortalecer los cuerpos de seguridad. Más patrullas, torres de vigilancia rodantes, operativos en zonas estratégicas y un respaldo total al gobierno municipal de Puebla capital, y al resto de los municipios del interior del Estado.
Incluso, todos los días hay una mesa de seguridad presidida por el propio Armenta, con un mensaje claro: “no bajar la guardia contra la delincuencia”.
El alcalde capitalino Pepe Chedraui heredó una corporación con más vicios que virtudes. Sus antecesores, Eduardo Rivera y Adán Domínguez, dejaron una policía municipal con elementos coludidos con la delincuencia. Y eso, queridos lectores, no se arregla de la noche a la mañana, aunque será necesario que el mando policial capitalino se ajuste totalmente a la línea estatal y nacional
El momento que vive el estado requiere de la suma de voluntades de todas las autoridades: federales, estatales y municipales, y la seguridad no es un tema de colores partidistas, ni tampoco de grupos, sino de acatamiento a una línea que parte de la Federación y se va distribuyendo hacia el estado y municipios.
Al final del día, lo que los poblanos queremos es vivir en una Puebla segura. El tiempo, como siempre, tendrá la última palabra.
Como dijo Nelson Mandela: “La paz y la seguridad son los cimientos de toda sociedad fuerte”.