Por: Angy Bravo
Una constante en el PRI es estar envuelto en escándalos, y la venta de candidaturas no es nuevo, es práctica de muchos años. Es mal de los partidos políticos y los dirigentes aprovechan el cargo para lucrar.
En las últimas semanas se ha hecho mucho ruido en la necesidad de fortalecer la Democracia. Hay marchas y se cuestiona el órgano electoral y autoridades de gobierno.
Pero se calla y se oculta respecto a la corrupción que impera en los partidos políticos.
Este mismo año priistas de los municipios de Chichiquila y Caxhuacan denunciaron que Néstor Camarillo les intentó vender la candidaturas a la presidencias municipales en 2 millones 500 mil pesos.
El último audio difundido en redes sociales sobre una supuesta venta de una candidatura fue a la alcaldesa Paola Angon Silva, en busca de una reelección, más pareciera un chantaje, ya que se le habría prometido y luego no se le cumplió, y se buscó dañar su imagen.
La alcaldesa negó que él audio fuera real, pero el escándalo la obligó a desistir de su aspiración de reelegirse, mientras que Néstor Camarillo, minimiza el hecho, diciendo que la culpable es la “inteligencia artificial”.
Pregunta: ¿Si las candidaturas en el PRI – a nivel municipal- alcanzan la cifra de 2 millones 500 mil pesos, cuánto tienen que aportar quienes buscan una diputación local, senaduría, gubernatura, Presidencia de la República?
El tema de la venta de candidaturas también se da en otros partidos políticos, en el PAN se instauró en los tiempos del Morenovallismo. Y en el PRD, ya ni hablar, en su tiempo se exhibieron videos a nivel nacional de malas prácticas en tiempos electorales.
¿Habrá pagado Eduardo Rivera, para que él y su esposa Liliana, fueran candidatos uno a la gubernatura, y la otra a una diputación?
¿En el caso de Xóchitl Gálvez, tuvo que pagar su candidatura presidencial?
16 años cuestionándolo todo, investigación y crítica política sin censura.