Por José Manuel Trinidad Corona
De acuerdo con indicadores de la Unicef, en América Latina y el Caribe, la edad mínima del inicio de práctica sexual se da en la adolescencia y ronda entre los 12 y los 18 años, con los 15 años como edad promedio.
Aunque la sexualidad dentro de los hogares tradicionales sigue siendo un “tabú”, recomendaría a cada uno de los padres pedir ayuda, o bien, informarse para poder emprender uno de los sentimientos desconocidos del ser humano al compartir la incomodidad de este tipo de temas con los menores o en su caso con los hijos.
Todos los días, 20 mil niñas menores a 18 años dan a luz en países en desarrollo. Esto equivale a 7,3 millones de partos cada año. Y si se incluyen todas las gestaciones, el número de embarazos en adolescentes es mucho mayor.
Cuando una niña queda embarazada, su vida puede cambiar radicalmente. Es posible que no termine la escuela y se desvanezcan sus perspectivas de trabajo. Se vuelve más vulnerable frente a la pobreza y la exclusión, enfrentando frecuentemente problemas desalud. Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte en niñas adolescentes.
El embarazo en adolescentes no sólo tiene repercusiones en su salud y en la de sus hijos, sino en sus opciones para continuar con su educación académica, en el abanico de opciones para su proyecto de vida, en sus relaciones sociales y culturales, en sus posibilidades de desarrollo, en las condiciones en que se inserte en la vida laboral, entre otros aspectos. Ser madre o padre adolescente suele iniciar y/o reforzar una serie de condiciones de vulnerabilidad asociadas a la falta de preparación para esta nueva responsabilidad, características propias del desarrollo en esa etapa y a la adopción de roles de género tradicionales, así como a la pérdida de vivencias y adquisición de conocimientos propios de la adolescencia.
Adicionalmente, la maternidad y paternidad temprana suelen tener efectos negativos graves en los hijos e hijas de las y los adolescentes, exponiéndolos a condiciones adversas que obstaculizan su desarrollo.
En los últimos años, el contagio de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) han generado un impacto en nuestros jóvenes, adultos y sociedad, ya que estas enfermedades, en algunos casos, difícilmente tienen cura.
Actualmente, y de siempre, la práctica de las relaciones sexuales son normales en nuestro desarrollo como seres humano, pues se trata de un instinto que se debe satisfacer como producto de un autoconocimiento adecuado, mas de que fuimos creados para una reproducción, sin embargo, la falta de información en las familias ha creado una sobrepoblación de menores con hijos no planeados, vidas truncada y proyectos sin futuro, como uno de los ejemplos anteriormente explicados.
Por ello, es importante explicar cuáles son los métodos de protección de prevención y de planificación a través de una ilustración que haga conciencia de lo que puede pasar y sus consecuencias.
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