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La Fiesta de la Santa Cruz, tiene gran arraigo en nuestro querido México, y por supuesto Puebla, y el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, encabezará misa en la catedral Metropolitana, a las 10:00 horas.
En años anteriores se realizaban concursos de cruces, pero debido a la pandemia por Covid-19 la festividad se ha realizado en los templos con pequeña concurrencia, y en las construcciones se mantiene la colocación de la Cruz.
El historiador Eusebio de Cesarea, cuenta en sus libros que el General Constantino no era creyente pero le tenía mucho respeto a los cristianos por su paz y el bien que hacían en todos sitios.
Antes de una dura batalla contra Majencio –jefe de Roma -, tuvo un sueño en el que pudo contemplar una cruz luminosa y una voz que le decía:»Con este signo vencerás»
Y sin tener la menor duda de su triunfo, puso en todos los estandartes y banderas la cruz. Y arengando a las tropas les decía:»Confío en Cristo en quien cree mi madre Elena».
Al ganar la batalla llegó ser emperador, y decretó el cese de perseguir a los cristianos y la libertad religiosa.
Hay, además, otros escritores célebres como san Ambrosio y Juan Crisóstomo afirman que Elena se fue a Jerusalén en busca de la Cruz del Señor.
En las culturas mesoamericanas se realizaban un ritual al inicio del ciclo agrícola durante los primeros días del año, que coincidía en fechas con la celebración de la Santa Cruz. Su objetivo era pedirle a Tláloc que la temporada de lluvias fuera generosa y garantizar así una buena cosecha.
Al llegar los españoles, muchos rituales prehispánicos se fueron amalgamando con los católicos. La devoción a la Santa Cruz no fue la excepción y fue mezclándose con la petición de lluvias. Con los siglos, y tras varias modificaciones, esta fiesta fue ubicada el primer domingo de mayo del calendario católico.
Ese día las cruces son bendecidas y adornadas con papel de china y flores de colores.
Fue a partir del siglo XX cuando agricultores abandonaban el campo para trabajar como albañiles en construcciones.
Entre las tradiciones que estos trabajadores llevaron del campo a la ciudad, estuvo la veneración a la Santa Cruz, a la que se encomendaban para ser protegidos de accidentes y otras eventualidades en sus trabajos.