La jueza del Tribunal Electoral del Poder Judicial, Yazmín Esquivel; está metido en nuevo escándalo. En el 2009, obtuvo el grado de doctora en Derecho por la Universidad Anáhuac, con un trabajo de titulación en el que plagió 209 de las 456 páginas, de acuerdo a una investigación del periódico El País.
De las 456 páginas de su tesis Los derechos fundamentales en el sistema jurídico mexicano y su defensa se corresponden con trabajos publicados antes por otros 12 autores, entre los que hay un exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); un exministro español de Cultura y un expresidente del Tribunal Supremo de España; un expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como juristas mexicanos, italianos, españoles y alemanes. Dos de esos autores han confirmado el plagio a este periódico.
Dos académicos mexicanos, que revisaron las pruebas a ciegas, sin saber que se correspondían con un trabajo de la ministra, también han considerado que se trata de un plagio.
Otra tesis anterior de Esquivel, la de licenciatura del año 1987, está siendo analizada por la UNAM, que en un primer dictamen acreditó que se trataba de una “copia sustancial” del trabajo de titulación de otro estudiante presentado un año antes. Tras ser consultada insistentemente por este medio, la ministra no respondió a las preguntas de este periódico antes de la publicación de este reportaje. El director del trabajo, José Antonio Núñez, ha declinado hacer comentarios.
“En el caso de mi capítulo, lo he reconocido inmediatamente, es una reproducción textual, literal, de páginas y páginas. Ella no pone comillas, por lo tanto es un plagio de libro, lo que ha hecho es un corta y pega. Es evidente que lo que ha hecho es copiar directamente. Lo he visto enseguida. No es una cuestión sutil. Lo ha hecho de una manera muy burda”, afirma a EL PAÍS por teléfono José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura y Deporte del Gobierno de España de 2020 a 2021 y hoy embajador ante la UNESCO, de quien Esquivel tomó, sin citar, su texto “Rousseau y los derechos humanos”, publicado en Historia de los derechos fundamentales (Dykinson, 1998), una monumental obra de siete tomos escrita en conjunto con otros autores que también fueron plagiados.
El jurista e investigador mexicano Miguel Carbonell ha confirmado que la ministra Esquivel también copió varias páginas de su libro Los derechos fundamentales en México (UNAM, 2004), para el que se preparó 15 años y a cuya escritura dedicó tres. “Es plagio. Si entendemos por plagio el publicar con tu nombre un texto que tú no redactaste de manera original, es plagio. No hay otra manera de definirlo. Y ahí hay un aprovechamiento tanto del texto principal, que involucró un esfuerzo que yo hice al redactarlo, como de las fuentes que yo revisé para que nutrieran mi propio texto. Me parece un doble plagio, por el aprovechamiento de fuentes que no se revisaron de manera personal y que corresponden a un esfuerzo ajeno, un esfuerzo que me implicó tiempo, revisar acervos bibliográficos de otros países, dinero para sacar copias de los artículos, y que alguien llegue y se aproveche de esto, me parece que no hay otra manera de calificarlo”, ha afirmado.
Tanto Rodríguez Uribes como Carbonell ignoraban que la tesis era de Esquivel al momento de revisar los apartados donde sus textos fueron transcritos, para que sus opiniones fuesen imparciales. Se les reveló que la ministra era la autora después de emitir sus valoraciones. Descontando el título, índice, agradecimientos y bibliografía, el plagio equivale al 46,5% de las páginas escritas en la tesis.
Un académico e investigador de la UNAM que ha dirigido 44 tesis de doctorado y maestría, y que prefiere de momento no ser citado, sostiene que para la fecha en que Esquivel presentó su tesis doctoral, en 2008, en la academia ya había una conciencia de la gravedad del plagio académico. “Una tesis de doctorado no puede tener estas fallas: no puedes tener casi un 50% de la totalidad que pertenece a otra autoría. Yo pensaría que esto es un plagio. Son demasiados problemas de citación. Demasiados elementos que te permiten mirar la falta de técnica y la mala fe, de que te quieres apropiar de otro trabajo”, considera.
Otro académico especializado en Derecho y que ha asesorado 30 tesis, que también ha pedido omitir su nombre, afirma que tras la revisión de la tesis identificó “patrones” de plagio. “Se toman como suyos párrafos completos y consecutivos de los diferentes autores, sin hacer referencia, sin que haya comillas, e incluso, las notas a pie de página son las notas del texto original. E incluso el formato de las notas al pie de página cambia de acuerdo con el libro [que se utilice]. Cuando el autor hace análisis, no solamente se retoman: son textualmente los análisis del autor original”, describe. “No se puede considerar un error de citación porque es un patrón de utilización de ideas y párrafos completos de otros libros. Yo lo consideraría un texto de plagio, no es un texto de autoría propia, no debería poder ser evaluado”.
Estos dos académicos pidieron omitir sus nombres por temor a represalias tras enterarse que la tesis de doctorado que analizaron a ciegas había sido sustentada por la ministra. Uno de ellos pidió que tampoco fuera identificada la universidad a la que está adscrito.
Esquivel era magistrada en el Tribunal Superior Agrario en el momento en que entregó su tesis de doctorado, en 2008. Entre diciembre de ese año y enero de 2009 obtuvo el voto aprobatorio de siete sinodales —todos ellos académicos de la Universidad Anáhuac— que, según se observa en los argumentos de su voto, reconocieron la originalidad del trabajo y sus aportes al campo del Derecho. Ni los sinodales ni el asesor de la tesis doctoral, José Antonio Núñez Ochoa, se percataron del plagio o no lo hicieron notar. Esquivel recibió en junio de 2009 el título de posgrado, y en diciembre la Secretaría de Educación Pública (SEP) le expidió su cédula profesional de doctora.