DiarioSinSecretos.com / Angélica García Muñoz
La Liturgia de las Horas del Pueblo, es la plegaria a Dios de toda la comunidad católica en el mundo, que fue siendo estructurada desde los primeros siglos del Cristianismo en base a la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo, conservando los 150 salmos que el Pueblo Judío hace en su oración a Dios desde el Antiguo Testamento y dandole su propia identidad al celebrar la Pascua de nuestro Señor Jesucristo .
De tal forma que la liturgia de las horas del pueblo es aquella doble exhortación del Señor Jesús a comunicarse con el Padre de manera personal y comunitaria, se va estructurando en una serie de súplicas que, distribuidas a lo largo de cada jornada, impregnan todo el día. Germen de esto lo podemos encontrar en la primitiva comunidad cristiana que se reunía para la oración (cf Hech 2, 42). 46).
Esta oración no es un monologo , sino diálogo, conversación. Dios no es una estatua muda, sino un interlocutor. Parte importante de la oración es también escuchar a Dios , él tiene muchas cosas que decirnos más importantes que las que nosotros le podemos decir a él.
Esta palabra de Dios se proclama de modo privilegiado y único a través de las celebraciones litúrgicas de ahí la excelencia de la oración litúrgica . En ella no sólo habla el hombre a Dios , sino que Dios habla y el hombre contesta. Más aún : no contesta el cristiano en solidario , sino en comunidad, como pueblo de Dios y cuerpo místico. Y siendo Cristo la cabeza de éste cuerpo , la oración de cada miembro es oración también de Cristo que está presente en este tipo de oración, en los sacramentos, en la palabra que se proclama, en los salmos que se cantan.
La participación en la sagrada liturgia no abarca toda la vida espiritual, en efecto el cristiano llamado a orar en comunidad debe no obstante entrar también en su cuarto para orar al Padre en secreto; más aún debe orar sin tregua. (Lc12)
La oración litúrgica adquiere su forma más propia en la Liturgia de las Horas compuesta de oraciones, lecturas, salmos e himnos seleccionados de acuerdo con los misterios que se celebran y con el tiempo del día que se han de recitar
De esta manera la alabanza de Dios consagra el curso entero del día y de la noche, por boca de los sacerdotes, religiosos y fieles. Resulta pues aquel admirable cántico de alabanza que «es en verdad la voz de la Esposa que habla al Esposo; más aún: es la oración de Cristo con su cuerpo al Padre»
Por tanto Este ejercicio es una nueva manera de participar del sacerdocio de Cristo, obtenida por cada uno de nosotros en el bautismo.
“La función sacerdotal de Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo no sólo celebrando la eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino”(n. 83).
Estructura actual de la Liturgia de las Horas
La estructura concreta se realiza mediante una serie de oraciones, que señalan, consagran, santifican diversos momentos del día.
En el fondo de la estructura subyace todavía la clásica manera antigua de computar las horas que, en comparación con la actual, nuestra, va de tres en tres horas. Así primitivamente y, sobre todo, en los monasterios, el Oficio Divino comprendía ocho momentos de oración en el transcurso de cada jornada (8 por 3 = 24 horas).
San Juan Crisóstomo, dice al respecto : “Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.
Y ya mucho antes de san Juan Crisóstomo, las Constituciones Apostólicas del siglo II-III recomendaban a los cristianos: “Debéis orar por la mañana, a la hora tercia, sexta, nona, a la tarde y al canto del gallo”.
Los diversos tiempos del día en que se hace esta oración se llaman horas canónicas. Laudes, es la hora de la mañana, y Vísperas, del atardecer. Estas son las horas más importantes, y a ella invita la Iglesia a los fieles para que se unan en la recitación pública, principalmente los domingos y días festivos. Otras horas canónicas son el Oficio de Lectura, en el tiempo que parezca más conveniente. La hora intermedia ; durante el día y Completas, para antes de dormir.
La actual estructura de la Liturgia de las Horas, comprende:
• Oración de la mañana, al levantarse: Laudes.
• Oración hacia las nueve de la mañana: Hora Tercia.
• Oración del mediodía: Hora Sexta.
• Oración hacia las tres de la tarde: Hora Nona.
• Oración al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vísperas
• Una oración, que actualmente puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: Oficio de lectura.
• Y, finalmente, una oración inmediatamente antes del reposo nocturno: Completas.
Son, pues, siete momentos de oración en el transcurso de cada jornada, según aquello del salmo: “Siete veces al día te alabo por tus justos juicios” (Salmo 119, 164). De esos siete momentos hay dos que son principales y se consideran como “quicios” o ejes de toda la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas.
El contenido de las “Horas” consta de:
• Un himno inicial que –poéticamente- nos ubica en el momento propio en que se hace la plegaria.
• Tres salmos.
• Una lectura bíblica: extensa en el “Oficio de Lecturas”, menos extensa en las restantes horas.
• Oración de intenciones en Laudes y Vísperas.
• Oración conclusiva.
La liturgia es un ejercicio del sacerdocio de Cristo. Nace con el Cristianismo al desarrollarse una nueva forma de culto que va ha hacer diferente al de los Judíos a partir de la muerte y Resurrección de Jesucristo.