Este Domingo, la Iglesia Católica, conmemora la Fiesta de Jesús de Misericordia, y el mensaje a la Humanidad es que Dios pide tener confianza en ÉL.
Así se lo dijo Jesús a sor Faustina Kowalska – 1931-1938-, a la cual le reveló su amor por la humanidad y la necesidad de buscar en Él su misericordia. Es así que a través de los años, se ha propagado la devoción a la Divina Misericordia por el mundo.
El culto a la Divina Misericordia consiste en la actitud de confianza hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. El Señor Jesús exige que sus criaturas confíen en Él (Diario Sor Faustina, 1059) y hagan obras de misericordia: a través de sus actos, sus palabras y su oración. «Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte» (Diario Sor Faustina, 742).
Jesús mismo se le aparece, porque desea Salvar a la humanidad pecadora por medio de la Misericordia, pues El dice muchas veces a Santa Faustina: “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia.
“!Oh! Cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la misericordia, no confía en Mi bondad”.(Diario Sor Faustina, 300)
De ahí, que la misión de sor Faustina es recordar a la humanidad una verdad de la fe, conocida desde siempre, pero olvidada, sobre el amor misericordioso de Dios al hombre y en transmitir nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, como La imagen de Jesús Misericordioso, La Fiesta de la Misericordia, La Coronilla de la Divina Misericordia, La Hora de la Misericordia y Proclamar la Misericordia, cuya práctica ha de llevar a la renovación y conversión en el espíritu de confianza y misericordia.
El mensaje a la humanidad es que la Divina Misericordia tiene, como fin principal, hacer llegar a los corazones de cada persona que Dios es Misericordioso y nos ama a todos y, cuánto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a ella, por lo que ningún alma debe temer acercarse a El.
El Papa Juan Pablo II -Karol Wojtyla- determinó:«En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».
Los 5 puntos esenciales de la devoción:
1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: «Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina».
2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias.
«Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad».
3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona.
«Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia».
4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias.
«Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio».
5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia
al día.
«Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas».