Libre Expresión / J. Antonio Cuellar M.
La toma de protesta del gobernador Alejandro Armenta, sin duda un gran acontecimiento histórico y con el cual se inicia una nueva etapa para nuestra querida Puebla, y se abriga la esperanza de que a todos los poblanos les vaya bien.
Hay muchos compromisos que cumplir, pero sobre todo hay voluntad para hacer bien las cosas y dar a los poblanos un clima de tranquilidad social, de poner a Puebla al día, superando rezagos y proyectar al estado por la senda del desarrollo hacia el 2030.
Pero hay algunos que aún no lo entienden. Le han fallado a los poblanos y peor aún les han mentido y traicionado su confianza.
La apertura demostrada por Alejandro Armenta, de incluir a su gabinete a hombres y mujeres de los diferentes colores partidistas, de mantener diálogo con los diferentes sectores de la sociedad, y animando a trabajar por Puebla, hace ver al hombre visionario.
Pero hay algunos que aprovechan para hacerse los chistosos y recurren al lenguaje falso y perverso.
En el marco de la toma de protesta de Alejandro Armenta, como gobernador, Eduardo Rivera difundió en redes sociales, una carta expresándole su “felicitación y respaldo”, aunque se disculpa por no asistir al evento -al cual fue invitado por cortesía política, no por amistad-.
Y aprovecha la oportunidad para dejar en claro su verdadera forma de pensar y la advertencia a Alejandro Armente: “Aunque Morena cuenta con mayoría en el país, eso no debe traducirse en decisiones que beneficien a unos cuantos… Por otro lado junto con las y los ciudadanos que depositaron su confianza en mí -refiriéndose a los comicios del pasado Julio, que por cierto perdió- estaremos atentos del trabajo en el Estado, destacando las buenas decisiones y señalando con firmeza los errores y áreas de oportunidad”.
Y remata, diciendo: “Puebla necesita un liderazgo firme que defienda los intereses de su gente. Que Dios te acompañe, que tu familia sea una gran soporte. Te deseo sabiduría, fortaleza y éxito en esta misión. Que tu labor sea en beneficio de cada rincón de nuestra entidad”.
Pronto se le olvidó a Eduardo Rivera que como presidente municipal, aprovechó el cargo para impulsar su proyecto personal, haciendo a un lado las necesidades de la gente, y que dejó una ciudad sumida en la delincuencia, prostitución, ambulantismo, obras mal realizadas y servicios púbicos deficientes, y una deuda que alcanza los 680 millones de pesos.
¿Con que cara puede un político exigir al nuevo gobernante hacer las cosas bien, si él no fue capaz de cumplir lo que prometió a los habitantes de la capital poblana?
Nada más falso resultó Eduardo Rivera, que hasta es mal mirado por los propios panistas a los que también mintió, y corrompió al PAN que le dio poder y dinero. Hoy, el político alardea a nivel nacional de tener controlada a la militancia poblana, lo cual es falso.
En su ambición de poder, busca seguir controlando al partido, tratando de imponer en la dirigencia estatal a un incondicional como Felipe Velázquez, que fue su empleado en el ayuntamiento.