J. Antonio Cuéllar / Diariosinsecretos.com
La Iglesia Católica celebra este Jueves Santo, la Última Cena del Señor en donde Jesús instituyó dos sacramentos que le dan sustento: 1) La Sagrada Eucaristía, y 2) la Ordenación Sacerdotal.
Por primera vez en la historia millones de fieles en el mundo seguirán éstos eventos religiosos vía internet, o en forma televisiva, debido a que los templos están cerrado por la pandemia de Coronavirus.
Tradicionalmente en los templos del mundo, cada año los sacerdotes, empezando por el Papa en turno lavan y besan los pies a 12 personas, recordando el hecho de que Jesús hizo lo mismo con sus discípulos (los apóstoles), en un acto sublime de amor – ejemplo de humildad y caridad).
Con esta acción, Jesús nos hace ver que ante todo el cristiano debe ser solidario con el necesitado, no solo en el aspecto económico, sino en toda actividad que conlleve a una mejor sociedad.
Así también, Jesús dio un mandamiento nuevo a la Iglesia que fundó: “Amaos los unos a los otros, así como yo los he amado”.
El Jueves Santo es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino.
Habiendo terminado la cena del cordero pascual, Jesús toma el pan ázimo, el pan sin levadura, lo toma, lo fracciona y lo pasa a todos sus discípulos y les dice “Tomen, coman, esto es mi cuerpo”, luego toma la copa de vino de bendición, y la pasa a sus discípulos, diciendo, “Tomen, beban, este es el cáliz de mi sangre”, con cuyas palabras instituye la Eucaristía como el verdadero sacrificio propiciatorio, el sacrificio que realmente quita nuestras culpas, la sangre que verdaderamente nos redime.
Jesús se entrega en la Cruz pero en la Última cena instituye el sacrificio eucarístico para que se quede como memorial para siempre.
También dice a sus discípulos los apóstoles: “Hagan esto en conmemoración mía”, con lo cual la Iglesia entiende que no solo instituye la Eucaristía sino también los ministros (sacerdotes) encargados de presidirla y celebrarla, pues sin ministros ordenados, la Eucaristía no sería posible, pero podríamos decir que al revés tampoco, si Jesús instituyó a los ministros fue en función de la Eucaristía, que es la fuente, y el origen de la razón de ser del sacerdocio católico.