*La fe es camino cotidiano con Jesús, cuando caemos nos levanta: Papa Francisco
*”El diablo nos mete esta duda en el corazón para arrojarnos en la tristeza”, señaló el pontífice.
*El Papa retorno a Roma, tras su gira por Chipre y Grecia.
Diariosinsecretos.com
Antes de abordar el avión de regreso a Roma, el Papa Francisco le dijo a los jóvenes de Grecia y Chipre – países que visitó en gira pastoral- que “la fe es un camino cotidiano con Jesús que nos lleva de la mano, nos acompaña, nos alienta y, cuando caemos, vuelve a levantarnos. Es como una historia de amor, donde siempre se sigue adelante juntos, día tras día. Y como en una historia de amor, llegan momentos en los que es necesario interrogarse, hacerse preguntas. Y hace bien, hace crecer el nivel de la relación”.
Les pidió rechazar los pensamientos que conducen al desánimo y a la soledad porque “es una tentación que hay que rechazar. El diablo nos mete esta duda en el corazón para arrojarnos en la tristeza”.
El papa Francisco, dio su mensaje ante varios cientos de jóvenes reunidos en la escuela San Dionisio de las Hermanas Ursulinas de Marusi, en Atenas, poco después abordó el avión que lo regresaría a Roma.
En otro momento, ante un grupo numerosos de refugiados, el Sumo Pontífice, dijo: “pidió a Dios nos sacuda del individualismo que excluye, que despierte corazones sordos a las necesidades del próximo.. La fe nos pide compasión y misericordia para con él que sufre”.
En su viaje papal, el Papa también habló en que consiste la conversión, y al respecto, dijo:”Convertirse significa no prestar oído a aquello que corroe la esperanza, a quien repite que en la vida nunca cambiará nada; es rechazar el creer que estamos destinados a hundirnos en las arenas movedizas de la mediocridad; es no rendirse a los fantasmas interiores que se presentan sobre todo en los momentos de prueba para desalentarnos y decirnos que no podemos, que todo está mal y que ser santos no es para nosotros”.
“Él -Dios- va más allá de nuestras fuerzas. Todo cambia si se le deja el primer lugar a Él. Eso es la conversión, al Señor le basta que dejemos nuestra puerta abierta para entrar y hacer maravillas”.
“Pidamos la gracia de creer que con Dios las cosas cambian, que Él -Dios- cura nuestros miedos, sana nuestras heridas, transforma los lugares áridos en manantiales de agua. Pidamos la gracia de la esperanza. Porque la esperanza reanima la fe y reaviva la caridad”.