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La conservación de la vaquita marina y el Alto Golfo de California han perdido a uno de sus más grandes defensores con la muerte del doctor Armando Jaramillo, destacado investigador de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Jaramillo, pionero en el uso de hidrófonos para la monitorización acústica de esta especie endémica, dedicó más de 25 años a la investigación y protección de la vaquita marina, un esfuerzo crucial para la preservación de esta especie en peligro de extinción.
Reconocido por su amabilidad y su vasta experiencia en acústica marina, el doctor Jaramillo jugó un papel fundamental en el fortalecimiento de las estrategias de conservación. Su trabajo combinó un gran conocimiento técnico con una notable capacidad para el trabajo de campo, permitiéndole modelar fenómenos biológicos y aplicar sus hallazgos para mejorar las acciones de protección de la vaquita marina.
En un comunicado, la Conanp lamentó profundamente el fallecimiento de Jaramillo, describiéndolo como el “corazón y motor” de las labores de conservación de la vaquita marina en México. “La Conanp se une a las condolencias de su familia, compañeros y amigos de la Dirección Regional Península de Baja California y Pacífico Norte, quienes lo recordarán como un colega generoso, modesto y con una calidad humana igualada solo por su talento científico,” expresó el comunicado.
Originario de la Ciudad de México, Jaramillo obtuvo su doctorado en Ciencias de Oceanografía, demostrando la eficacia de la monitorización acústica para estimar las tendencias poblacionales de especies marinas. En 1990, junto con su colega y amigo, el doctor Lorenzo Rojas-Bracho, lideró la primera estimación del número de vaquitas marinas y desde entonces fue una figura clave en los cruceros de observación y en las investigaciones para proteger a la especie.
En su última entrevista con Excélsior a mediados de 2023, Jaramillo subrayó la importancia del uso de redes de pesca alternativas en el Alto Golfo de California como la “única solución definitiva” para la supervivencia de la vaquita marina. Explicó que, aunque es crucial evitar la captura accidental de vaquitas, también es esencial que las comunidades pesqueras encuentren formas de coexistir pacíficamente con la especie. “No se trata de erradicar una población pesquera, se trata de que las comunidades convivan en paz con la especie,” afirmó.
Jaramillo también advirtió sobre la lenta tasa de crecimiento de la población de vaquitas marinas, estimada en aproximadamente un cuatro por ciento anual, y mencionó que restaurar la población a niveles previos podría tomar al menos 50 años. Su legado continúa a través de las futuras generaciones de biólogos que seguirán utilizando hidrófonos para monitorizar a la vaquita marina, con la esperanza de que las acciones de conservación continúen avanzando.
La comunidad científica y de conservación recuerda al doctor Armando Jaramillo con gratitud y admiración por su incansable dedicación a la protección de la vaquita marina y su contribución invaluable a la ciencia y la conservación ambiental.