Al reflexionar acerca del episodio bíblico de la Transfiguración de Jesús, el Papa Francisco hizo un vehemente llamado al mundo: ¡abrámonos a la luz de Jesús! Él es amor y vida sin fin”.
T continuó, diciendo: “No apartemos nunca los ojos de la luz de Jesús, porque esto es lo que estamos llamados a hacer los cristianos en el camino de la vida. A lo largo de los caminos de la existencia, a veces tortuosos, busquemos su rostro, lleno de misericordia, de fidelidad, de esperanza”.
Para mantener los ojos siempre ante el rostro resplandeciente de Cristo , “debemos apoyarnos a la oración, la escucha de la Palabra, los Sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía, aconsejo el Pontífice, pero también mirar a los demás a los ojos”.
En este tiempo de Cuaresma, pide el Papa “cultivar miradas abiertas, convertirnos en buscadores de luz, buscadores de la luz de Jesús en la oración y en las personas”.
“Si dejamos espacio para el silencio, la oración, la adoración, sí buscamos cada pequeño rayo de luz de Jesús, que se refleja en cada uno de nosotros y en cada hermano y hermana que encontramos, ¿se lo agradecemos?”.
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