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La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, este 8 de septiembre, es conocida en Oriente desde el siglo VI, y en Occidente en el siglo VII, y los fieles la festejan con gran fervor.
La niña judía elegida por Dios para ser la Madre de su hijo Jesucristo fue medio para contribuir al camino de la Salvación.
María, representa el refugio, consuelo, ayuda y protección. Es modelo de vida del católico.
En los Evangelios se muestra a María discreta, humilde y obediente a Dios, y el ser sublime que concibió a Jesús.
El guardar en su corazón todo lo que representaba llevar en sus entrañas al Hijo de Dios, y vivir en la esperanza.
María, fue testigo del amor que emanaba de su hijo, en un camino de salvación, y que atraía a gente convencida de que era el hijo de Dios, aunque también sufrió por las ofensas y desprecio contra Jesús, así como del martirio que padeció hasta morir en la cruz.
Gran significado encierran los pasajes bíblicos del anuncio del Ángel Gabriel, las bodas de Caná, y la visita a su prima Santa Isabel, embarazada de Juan el Bautista.
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