Colocar muérdago en casa durante la Navidad es una tradición con raíces antiguas que combina superstición, romance y significado espiritual. En la cultura celta, el muérdago era considerado una planta sagrada que traía protección y buena fortuna. Más tarde, los pueblos nórdicos lo asociaron con la reconciliación y el amor, dando origen a la costumbre de besarse bajo él como símbolo de unión y paz.
Hoy en día, el muérdago sigue siendo un elemento decorativo que no solo añade un toque natural a las festividades, sino que también invita a compartir momentos de afecto y armonía con quienes amamos. Una tradición sencilla que refuerza los valores de amor y conexión que la Navidad celebra.
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