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El Papa Francisco autorizó promulgar el decreto relativo al milagro obrado por Dios, atribuido a la intercesión del sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín, Misionero del Espíritu Santo (MSpS); y fundador de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, será declarado beato de la Iglesia Católica.
El milagro obrado por Dios, por intercesión del aún Siervo de Dios, Moisés Lira Serafín, consiste en la curación milagrosa de una bebé en gestación, que padecía una hidropesía fetal grave.
El milagro ocurrió en 2004, por lo que ahora la bebé tiene aproximadamente 19 años. Pertenece a una familia del estado de Guanajuato, en México, y fue encomendada al próximo beato tras conocerse el primer diagnóstico, que era catastrófico, pero una vez encomendada al padre Moisés Lira, sanó de manera inexplicable. Los estudios realizados posteriormente dieron cuenta de una sanación total.
El camino hacia la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable siervo de Dios, la segunda beato y la tercera santo.
Moisés Lira Serafín nació el 16 de septiembre de 1893 en Zacatlán, estado de Puebla, y murió el 25 de junio de 1950 en la Ciudad de México. Fue declarado Venerable Siervo de Dios el 27 de marzo de 2013 por el papa Francisco.
Tras la muerte de su madre, cuando Moise´s Lira Serafin, tenía 5 años, la familia vivió en diferentes lugares, hasta que su padre se casó por segunda vez, y le confió la custodia del joven Moisés, de 15 años, a un sacerdote.
Entró al Seminario Palafoxiano de Puebla, y a la edad de 21 años aceptó la invitación del padre Félix de Jesús Rougier como primer novicio de los Misioneros del Espíritu Santo.
Fue ordenado sacerdote el 14 de mayo de 1922, a los 29 años de edad, y vivió en la época de la persecución religiosa, llevando la comunión a enfermos y celebrando la Eucaristía a escondidas. También atendía a los presos.
En la guerra cristera emigró a Roma, donde permaneció hasta 1928. En la ‘ciudad eterna’ estudió teología dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana. El 29 de marzo de 1934 fundó en México la congregación de Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. Para entonces, ya había acuñado la frase: “Es necesario ser muy pequeño para ser un gran santo”.
Nació en Zacatlán el 16 de septiembre de 1893 y murió en Ciudad de México el 25 de junio de 1950.