Braulio Paisano
Diariosinsecretos.com/ 21 de enero de 2021/ Puebla, Pue., -El pleito entre dos personas por lo que han calificado de fraude inmobiliario sacó a relucir el incumplimiento de contratos de compra venta de un terreno y 21 departamentos en una construcción denominada “Arcadia”
La historia comienza a principio de la pasada década, cuando el prestigiado Ginecólogo Especialista en Asistencia Reproductiva Marino Miguel González Cervantes y Cristian Jiménez Flores, bajo contrato de compraventa y la promesa de pago, le vendió el terreno donde hoy se encuentra el conjunto de 21 departamentos en ésta ciudad.
El galeno, según explica en una entrevista concedida al comunicador Alberto Ramírez Valencia a través de Facebook a manera de respuesta a otra transmisión, emitida por la misma red social al “periodista” José Antonio de la Vega Moreno, el pasado 20 de enero donde Cristian Jiménez Flores asegura “ser víctima”. Hoy quedó al descubierto que el reconocido Doctor presentó pruebas contundentes donde deja en claro que Cristian, hijo de un poderoso exmagistrado y expresidente del Tribunal Superior de Justicia, adeuda más de 50 mdp.
Dichas transmisiones han levantado la picota y provocado serios cuestionamientos sobre el trasfondo real de todo lo que hoy se trata de litigar en medios digitales.
Para empezar, durante sus aparición a cuadro, Cristian asegura sin prueba alguna, no tener adeudos con el aun propietario del predio donde se levantó la tan mentada Torre Arcadia; por su parte el respetable Médico Ginecólogo le responde, con documentos firmados oficiales en mano, que le debe casi la totalidad de la propiedad.
Por otro lado, están los adquirientes, los compradores de los 21 departamentos, la realidad es que entre las cláusulas, existe una de penalización por entrega extemporánea de cada departamento de 500 mil pesos, lo que indica que Cristian J. tiene un problema financiero con 21 personas físicas por 10.5 millones de pesos. Con 3 espectaculares por media ciudad donde se le señala de “defraudador” a Cristian J., tiene nombre y apellido, y sería muy fácil averiguar quién fue el orquestador. Por que en la teoría, dichos espacios deben estar regulados y autorizados por algunas dependencias del gobierno del municipio.
El colofón de éste cuento es el nombre del verdadero “hombre oscuro” de la trama, el autor de los contratos de anuncios espectaculares y el diseño de la imagen anunciada; un sondeo entre los compradores de buena fe, apunta hacia el apellido de un prestigiado abogado involucrado también en la adquisición de uno de los departamentos. Es claro que Cristian J, equivocó sus señalamientos.
Ya para zigzaguear, es válido abrir unas cuantas interrogantes.
El doctor acuso al defraudador de cuello blanco que solo le dio largas y no cumplió con pagarle el predio.
¿Porque el Cristian no demuestra con estados de cuenta o talones de cheque que ya pagó el mentado predio al prestigiado doctor? Tal como ha demostrado lo contrario el especialista.