*Fue beatificada en la Basílica de Guadalupe, ante miles de almas.
* En su vida cargó con amor la Cruz de Cristo
Angélica García Muñoz / Diario Sin Secretos
Ciudad de México.- Una multitud llegó a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, para presenciar la beatificación de Concepción Cabrera de Armida, la primera laica mexicana que es elevada a los altares, en ceremonia que encabezó el Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
La beata “Conchita” -como le dicen los mexicanos de cariño- se caracterizó por tener varias facetas en su vida: Ser Madre, Esposa, Mística y Escritora, y morir vestida con el hábito de las Religiosas de la Cruz, una de las 5 obras que fundó.
En su homilía, el Cardenal Becciu, resaltó que Conchita , fue “una figura maravillosa en sus diferentes aspectos de esposa, madre, viuda, inspiradora de Institutos religiosos y de iniciativas apostólicas”.
Recordó que “se dedicaba con generosidad a las obras de misericordia espirituales, visitaba enfermos y moribundos, dándoles consejo espiritual”.
La beata María Concepción Cabrera, caso único en la historia de las fundaciones religiosas, inspiró y promovió cinco Institutos, denominados las Obras de la Cruz: dos congregaciones religiosas y tres obras apostólicas, sin asumir ni el papel de fundadora ni, mucho menos, la carga y los poderes de superiora general”.
En la vida de Concepción Cabrera hubo, muchos momentos en los que cargó con amor la cruz de Cristo, y tras 16 años de matrimonio perdió a su esposo y luego a cuatro de sus hijos. “Frente a ese dolor, no perdió la serenidad y no se apartó de la confianza en Dios, Nuestra Beata comprendió perfectamente la ciencia de la Cruz”.
“Nos encontramos frente a una mujer de fuerte personalidad, dotada de dotes excepcionales, tanto humanas como cristianas (…) se nos presenta hoy, especialmente a las mujeres, como un modelo de vida apostólica: oraba y actuaba, tenía la mente fijada en el cielo y los ojos vueltos hacia la tierra; adoraba y exaltaba la grandeza de Dios y se ocupaba de las miserias y de las necesidades de los hombres”, señaló Monseñor Becciu.
Pidió a la Iglesia en México “saber imitar la mirada profética y el corazón abierto de Concepción Cabrera”.
Antes de la celebración eucarística, se leyó la carta apostólica del Papa Francisco, declarando a Conchita de Armida, como beata.
Acto seguido, una reliquia de la beta fue introducida en la Basílica, en medio de aplausos de miles de almas congregadas en este evento histórico para México y el mundo.
Biografía de Concepción “Conchita” Cabrera de Armida
Nació en San Luis Potosí en 1862, Concepción Cabrera fue la séptima de 12 hermanos. El 8 de noviembre de 1884, con 21 años, se casó con Francisco Armida.
Fruto de su matrimonio, tuvo 9 hijos. Enviudó en 1901.
Fundó el Apostolado de la Cruz junto al sacerdote jesuita Alberto Mir y Mons. Ramón Ibarra, primer Arzobispo de Puebla, en 1895.
Con ambos fundó en 1897 las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, comunidad de religiosas de semi clausura en vida contemplativa.
Junto a Mons. Ibarra fundó la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús, en 1909, y la Fraternidad de Cristo Sacerdote en 1912.
Fundó los Misioneros del Espíritu Santo, sacerdotes religiosos, en 1914, junto a Mons. Ibarra y el P. Félix de Jesús Rougier Olanier.
Falleció en 1937 en Coyoacán, Ciudad de México. En 1999 fue declarada Venerable por San Juan Pablo II.
El 9 de abril de 2018, el Papa Francisco aprobó la promulgación del decreto que reconoció el milagro atribuido a su intercesión.