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Una de las fiestas religiosas que se mantienen vivas en el mundo, es la de los Reyes Magos que en su tiempo buscaron al niño Dios, lo encontraron y lo adoraron con incienso, oro y mirra, reconociéndole como rey y salvador del mundo.
El llamado del Papa Francisco, al mundo en ocasión de la solemnidad de los Reyes Magos, es buscar a Cristo con la mente abierta como lo hicieron los reyes.
El Papa recordó que la Epifanía del Señor “nos recuerda que Dios bajó del cielo por nosotros y para nuestra salvación y “nos hace ver que el Hijo de Dios está presente en el alma de cada persona que lo busca sinceramente”.
“Caminemos en este nuevo año siguiendo la luz de Cristo. Que su presencia penetre en sus corazones, en sus familias, en sus lugares de trabajo y en su patria. Los bendigo con todo mi corazón”, señaló el Papa..
“El Señor Jesús nos haga verdaderos adoradores suyos, capaces de manifestar con la vida su designio de amor, que abraza a toda la humanidad”, expuso.
Y dio tres consejos para adorar mejor a Dios Nuestro Señor:
Adorar al Señor no es fácil, no es un hecho inmediato: exige una cierta madurez espiritual, y es el punto de llegada de un camino interior, a veces largo.
Por eso, sugirió colocarse “en la escuela de los magos, para aprender de ellos algunas enseñanzas útiles: como ellos, queremos ponernos de rodillas y adorar al Señor en serio, y levantar la vista, ponerse en camino y ver.
Es una invitación a dejar de lado el cansancio y las quejas, a salir de las limitaciones de una perspectiva estrecha, a liberarse de la dictadura del propio yo, siempre inclinado a replegarse sobre sí mismo y sus propias preocupaciones.
“Se trata más bien de mirar de un modo nuevo los problemas y las angustias, sabiendo que el Señor conoce nuestras situaciones difíciles, escucha atentamente nuestras súplicas y no es indiferente a las lágrimas que derramamos”, afirmó.
En segundo lugar, el Papa aconsejó “ponerse en camino” ya que “antes de poder adorar al Niño nacido en Belén, los magos tuvieron que hacer un largo viaje” porque “no se llega a adorar al Señor sin pasar antes a través de la maduración interior que nos da el ponernos en camino”.
Desde este punto de vista, el Santo Padre dijo que “los fracasos, las crisis y los errores pueden ser experiencias instructivas” porque “con el paso del tiempo, las pruebas y las fatigas de la vida —vividas en la fe— contribuyen a purificar el corazón, a hacerlo más humilde y por tanto más dispuesto a abrirse a Dios”.
El tercer consejo del Papa es “ver” más allá de la apariencia como los magos que “arrodillándose ante el Niño nacido en Belén, expresaron una adoración que era sobre todo interior: abrir los cofres que llevaban como regalo fue signo del ofrecimiento de sus corazones”.
“Este modo de ver que trasciende lo visible -dijo- hace que nosotros adoremos al Señor, a menudo escondido en las situaciones sencillas, en las personas humildes y marginales. Se trata pues de una mirada que, sin dejarse deslumbrar por los fuegos artificiales del exhibicionismo, busca en cada ocasión lo que no es fugaz, busca el Señor.