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En la noche del domingo 23 de mayo el ejército de Myanmar atacó con artillería pesada la aldea de Kayan Tharyar con el objetivo de abatir presuntos grupos rebeldes, sin embargo, los bombardeos alcanzaron una iglesia católica y provocó la muerte de al menos cuatro civiles.
Los obuses de mortero impactaron la aldea ubicada a siete kilómetros de Loikaw, capital del estado de Kayah, dejando también varios heridos.
Los habitantes de la aldea creían que la parroquia sería un “lugar en el que podrían refugiarse con seguridad de los accidentes y tiroteos en la zona, pero trágicamente no ha sido así”, escribieron los jesuitas de Myanmar, en una nota enviada a la Agencia Fides.
La Catedral del Sagrado Corazón de Pekhon, a unos quince kilómetros de Loikaw, también resultó dañada por los bombardeos, mientras que otros edificios fueron reducidos a escombros.
Los jesuitas condenaron los “crímenes atroces de la manera más enérgica posible” y pidieron que los militares rindan cuentas.
“Los militares deben cesar inmediatamente los ataques contra los civiles y contra las iglesias. Las bombas han destruido edificios, reduciéndolos a escombros con imágenes que recuerdan un claro escenario de guerra”, indicaron.
Vatican News informó que el estado de Kayah, donde el 75% de los habitantes pertenecen a minorías étnicas, tiene el porcentaje más alto de cristianos en Myanmar. La presencia católica en esta región comenzó a finales del siglo XIX con la llegada de los primeros misioneros italianos del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME). Hoy en día hay más de 90.000 católicos de los aproximadamente 355.000 habitantes de esta provincia.
Desde el 1 de febrero, Myanmar ha registrado enfrentamientos sangrientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que protestan por el golpe de Estado militar que derrocó a la dirigente Aung San Suu Kyi.
Desde el inicio de la crisis han fallecido más de 800 personas, donde Myitkyina, la capital del estado de Kachin, ha experimentado algunos de los peores actos de violencia.
El Papa Francisco ha pedido repetidamente la armonía en el país, que tiene una población de 54 millones de personas y limita con Bangladesh, India, China, Laos y Tailandia. Francisco se convirtió en el primer pontífice en visitar la nación de mayoría budista en noviembre de 2017.
El P. Maurice Moe Haung, sacerdote birmano de los Misioneros de la Caridad, dijo a Fides que “hoy la tarea de los fieles católicos en Myanmar es cada vez más difícil”.
“Hay inocentes indefensos que viven una tragedia sin precedentes y la gente intenta defenderse con armas caseras. Hay un uso desproporcionado de la fuerza armada que alimenta la espiral de violencia. Hoy nos unimos al Papa para decir una vez más: basta de violencia”.
El pasado 11 de mayo se cumplieron los 100 días desde que el ejército de Myanmar tomó el control del país en un golpe repentino. La oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas expresó su preocupación por las “graves violaciones de derechos humanos” en el país.