Abuso, enriquecimiento ilícito, maltrato ciudadano, llevaría a cancelar privatización del agua

En 2015, el diputado Ricardo Monreal aseguró de manera contundente que en el gobierno de Puebla existía toda una trama de corrupción entre el gobernador por el PAN, Rafael Moreno Valle Rosas y el Grupo Higa, cuyo dueño Armando Hinojosa Cantú obtuvo cuantiosos contratos de obra pública, que van desde la construcción de carreteras, el Museo Internacional del Barroco y la concesión leonina que permitió la privatización del agua potable que ha originado abuso, enriquecimiento ilícito y maltrato ciudadano, suficiente para cancelar el contrato por 30 años.
No se equivocó el legislador Monreal.
Quien esto escribe, siguió de cerca, desde la dirección de El Heraldo de México y Puebla y el periódico ABC, la soberbia y autoritarismo del gobierno panista, al que casi nadie se atrevía a criticar. Entonces, le aplaudían Carlos Alazraky, Javier Lozano Alarcón, Beatriz Pagés, Felipe Calderón y la familia Hank Rhon que, a través de las empresas Tribasa y Grupo Hermes, intercambiaron beneficios con Eolo Plus, una de las filiales de Armando Hinojosa.
En la actualidad, el PLAN HÍDRICO anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum, contempla la revisión de las concesiones de agua y no permitir que el estado mexicano quede subyugado por intereses privados que han pisoteado los derechos humanos, la dignidad y la honestidad con que se debe conducir la administración pública.
En Puebla, el gobernador electo Alejandro Armenta, considera como prioridad número uno garantizar que el agua llegue a todos los hogares como justo derecho. La política del mixteco irá del brazo con el gobierno de la república.
Es un escándalo que el morenovallismo haya entregado contratos de obra pública al Grupo Higa, Hermes y Tribasa, por 26 MIL 212 MILLONES DE PESOS, lo que en 2015 equivalía al 34% del presupuesto de la entidad poblana y el 600% de los recursos para la capital.
Si bien la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos contempla la privatización en el artículo 24 de la Ley de Aguas Nacionales de 1992, en el caso de Puebla se originó la concesión con la Ley del Agua para el Estado propuesta por Moreno Valle Rosas y aprobada por el Congreso que estaba subordinado a él.
Entonces, tampoco casi nadie levantó la voz.
La ley otorgó un auspicio directo a los capitales privados que participaron en el negocio, de tal manera que la “licitación” fue ganada por Aguas de México, que luego se convirtió en Concesiones Integrales, empresa creada al vapor y, finalmente, quedó como Aguas de Puebla.
La falta del líquido es un tema recurrente en los barrios y colonias; la sequía es constante; las tarifas sangran los bolsillos ciudadanos, así como los intereses; quien no paga sufre la clausura de sus drenajes, demandas, embargos; no se justifica la colocación obligatoria de medidores ni tampoco el incremento en el costo del agua y, por consecuencia, la desigualdad a su acceso.
Si bien el agua no es una mercancía, lo parece, porque los procedimientos abusivos hacen difícil el acceso al recurso hídrico.
Es el efecto de la corrupta política neoliberal que ha castigado al ciudadano y que Morena intenta echar abajo. Existen elementos para hacerlo. Ya son estudiados a profundidad.
POSDATA: El cinismo de Rafael Moreno Valle Rosas y el morenovallismo, le llevó a que el SOAPAP fuera administrado por su mamá Gabriela Rosas. Era su caja chica que terminó quebrada
POSDATA 2: Vean este déficit de Moreno Valle desde que fue funcionario:
1.- Déficit como secretario de Finanzas, 1,532 millones de pesos, aunado al hoyo financiero de 4 mil millones que fue real.
2.- Contratos con Oceanografía, 75 millones de pesos.
3.- Compra de helicópteros, 11 millones de pesos.
4.- Donación de terrenos para un CRIT, 325 millones de pesos.
5.- Promoción de su primer informe, 194 millones de pesos.
6.- 150 aniversario de la Batalla de Puebla, 8 millones 500 mil pesos.
7.- Gasto en la rueda de la fortuna, 400 millones de pesos.
8.- Despedida de la presidencia de la CONAGO, 7 millones 300 mil pesos.
9.- Remodelación del estadio Cuauhtémoc, 688 millones de pesos.
10.- Construcción de casas de justicia del TSJ, 123 millones de pesos.
11.- Remodelación de Casa Puebla, 66 millones de pesos.
12.- Contratos a Grupo Higa, 26 mil 212 millones de pesos.
13.- Construcción del CIS, 1,300 millones de pesos.
Obras suntuosas donde hubo moches, facturación inflada y robo descarado.
No todo queda ahí, porque el daño patrimonial asciende a 940 millones 582 mil 794 pesos.
Nadie parece acordarse.
La deuda de los poblanos por los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), acaba en el año 2044.
Juró Moreno Valle que todo lo que hizo fue SIN PEDIR UN PESO PRESTADO.
¿Cuántos periodistas se enriquecieron vendiéndose al morenovallismo?
Callaron vilmente.
Hoy, escriben a toro pasado.
¡Qué desvergüenza!